Una casona del siglo XVIII, ubicada en la antigua calle Mariquitas del Centro Histórico de Lima ha sido restaurada para convertirse desde hoy en la Casa de la Cultura Criolla. No es para menos, pues en ella habitó durante sus últimos 29 años de vida Rosa Mercedes Ayarza de Morales (1881-1969), notable compositora, investigadora y vehemente difusora de la música peruana.
Abocada sobre todo al rescate de las tradiciones musicales costeñas, Ayarza –que además fue hija de José Ayarza y Gómez Flores, primo de Luis Carranza y Ayarza, quien fuera codirector de El Comercio junto a José Antonio Miró Quesada entre 1875 y 1898– logró recuperar la antigua costumbre de los pregones limeños, transcribiendo su letra y melodía. Además, su destreza artística la hizo crear alrededor de 300 piezas, entre cantos líricos, festejos, zamacuecas, marineras y tonderos. Es en homenaje a esta mujer que dejó huella en el acervo cultural limeño que el Programa Municipal para la recuperación del Centro Histórico de Lima (Prolima) se ha trazado el objetivo de preservar las manifestaciones culturales de la ciudad vinculadas sobre todo a expresiones musicales. De esta manera se contribuye con su puesta en valor y se refuerza el sentido de identidad de los limeños. Al respecto, el arquitecto y gerente de Prolima Luis Martín Bogdanovich precisa que “la música criolla no existe sin el centro histórico y este a su vez no está completo sin nuestra música. Lo material e inmaterial se complementan para integrarnos y hacerle lugar al alma y sabor de la ciudad”.
"Restaurar una casa es eso, leer cada rincón del lugar para comprenderla y desentrañar sus misterios”
Una feliz coincidencia
Apenas aprobado el Plan Maestro del Centro Histórico de Lima, en diciembre del 2019, Bogdanovich y su equipo pusieron manos a la obra. La primera tarea fue formular un expediente técnico para declarar a la música criolla Patrimonio Inmaterial de la Nación, lograr que el Estado le dé el reconocimiento que le corresponde y garantizar que su legado pueda seguir transmitiéndose de generación en generación. Casi al mismo tiempo recibió una llamada del entonces presidente de la Beneficencia de Lima, Guillermo Ackermann Menacho, con una noticia que lo tomó por sorpresa: un inmueble ubicado en la cuadra tres del actual jirón Moquegua había sido un recinto vital para la historia limeña.
“Ya la tenía mapeada porque a pesar de ser una casa de portada muy modesta y de un solo piso, tenía un escudo de nobleza labrado en piedra, muy comunes antes de la independencia. Ese detalle había llamado mi atención desde que era estudiante de arquitectura”, recuerda. Tras las investigaciones correspondientes se supo que el inmueble pertenecía a la Caja Municipal del Crédito Popular de Lima S.A., pero se gestionó su regreso como propiedad de la Municipalidad Metropolitana de Lima.
Nueva vida
Antes empezar la restauración, Bogdanovich se puso en contacto con una de las nietas de la compositora, Clemencia ‘Tita’ Cedrón, quien de niña había habitado esa casa. “Entrar con ella fue como reconstruir el pasado. Nos contó dónde se ubicaban las cosas y anécdotas familiares. Fue como empezar a abrir un libro. Restaurar una casa es eso, leer cada rincón del lugar para comprenderla y desentrañar sus misterios”. Tras 18 meses de ardua labor, durante los cuáles se respetaron los materiales originales de construcción, los secretos que esta casa de fachada neocolonial y de 480 metros cuadrados fueron develados poco a poco.
Así se supo, gracias a sus familiares, que durante la época en que Rosa Mercedes Ayarza la ocupó grandes personajes de la historia musical peruana visitaron el predio. Yma Súmac, Chabuca Granda, los tenores Alejandro Granda y Luis Alva, entre otros, fueron algunos de sus amigos y compañeros de jarana. Los descendientes de la investigadora también donaron muebles que fueron restaurados, objetos personales de Ayarza de Mendoza, partituras de su puño y letra, álbumes fotográficos, diplomas y reconocimientos que recibió en vida. Otro de los enseres que volvió a la casa después de casi 60 años fue el piano de cola alemán que la autora de “Congorito” tocaba con destreza.
Ahora convertida en museo, la casona se divide en 11 ambientes que el público podrá disfrutar. Además de lo entregado por la familia de Ayarza, el lugar expone la línea cronológica de todos los propietarios del inmueble, con detalles y fotografías de su arquitectura y ubicación; ilustraciones del acuarelista Pancho Fierro, así como información relacionada a la identidad sonora de Lima; antiguos pregones de Lima, escritos en las paredes, como “Las Picaroneras”, “Las Ramilleteras” y “Las Lecheras”, además de algunos antiguos utensilios de cocina empleados en la casa; trajes emblemáticos de la antigua Lima; genealogía de la música tradicional de Lima y la influencia de distintos géneros musicales; instrumentos musicales que han conformado la identidad sonora de Lima como el banyo, la bandola, la bandurria o las tablitas limeñas; personajes de piezas musicales y poéticas letras que conforman el acervo criollo. Todo matizado con las melodías que identifican a la capital peruana.
Para darle más dinamismo se tiene contemplado que este nuevo espacio se convierta a la vez en escenario para conferencias, eventos musicales, talleres, investigaciones y otras actividades interesantes. La primera de ellas se presentará en el Día de la Canción Criolla. “Lo más importante -remarca Bogdanovich- es que el público va a poder conocer el vínculo indisoluble que existe entre la música criolla y el Centro Histórico de Lima. Y lo podrá recorrer de manera sensorial e intelectual. Estar en esta casa es como meterse a un agujero negro y trasladarnos al siglo XVIII con lo que se ve, huele, escucha y toca”.
EL DATO
Rosa Mercedes Ayarza fue familia de Luis Carranza Ayarza, quien fuera codirector de El Comercio entre 1875 y 1898. Carranza Ayarza fue primo hermano del padre de Rosa Mercedes, José Ayarza y Gómez Flores.
Dirección: Jr. Moquegua 376, Centro Histórico de Lima. Horario de visitas: de martes a domingo de 9 a.m. a 5:30 p.m. Ingreso: libre.
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