En la televisión, en la radio, en las revistas o en las redes sociales… estos días en Estados Unidos no hay manera de evitar toparse con la imagen o la música de la cantante Taylor Swift.
La “Swiftmanía” que está barriendo el país de costa a costa, hizo que en la última edición del programa humorístico Saturday Night Live apareciera un doctor recomendado a los espectadores tomar un medicamento llamado Swiftamine, en caso de que accidentalmente descubrieran que disfrutaban escuchando las canciones de la joven artista.
El estatus de “reina de la música pop” que ostenta Swift quedó demostrado este martes cuando se supo que su último disco, titulado “1989”, vendió cerca de 1,3 millones de copias en EE.UU. en sus primeros siete días en el mercado, la mayor cifra de ventas lograda en ese país por un álbum en una semana desde 2002.
Además, la decisión de la cantante de 24 años de retirar su catálogo de Spotify -en lo que fue interpretado por algunos como una estrategia para aumentar las ventas de su álbum o una forma de protesta por los pocos ingresos que los artistas reciben de los servicios de música en línea- dejó perplejos a muchos en la industria discográfica.
Los expertos señalan que el éxito del último disco de Swift desafió todos los pronósticos, en un momento en el que incluso la compra de canciones a través de internet está cayendo.
Su omnipresencia en los medios se atribuye al dominio que la joven estrella tiene de las redes sociales -respondiendo personalmente a sus fans a través de Twitter y Facebook, y documentando en ellas todos los detalles de su vida personal- y a su dedicación incansable a las tareas de promoción.
Del country al pop
Nacida en el estado de Pensilvania en 1989, desde una edad muy temprana Taylor Swift demostró tener un talento innato para la música, componiendo y escribiendo ella misma todas sus canciones.
Con 14 años se mudó a Nashville, en Tennessee, donde empezó a despuntar en el mundo de la música country, tradicionalmente dominado por hombres.
En 2006 publicó su primer disco -con su nombre como título- y en 2008 llegó “Fearless”, que se convertiría en el álbum más vendido de 2009 en EE.UU. y con el que logró cuatro premios Grammy, incluyendo el de mejor álbum del año.
Dos años después, en 2010, su tercer disco de estudio “Speak Now”, vendió más de un millón de copias en su primera semana en el mercado, igual que sucedería con su siguiente álbum, “Red”, publicado en 2012 y con el que oficialmente haría la transición de la música country al pop, que ahora ha consolidado con “1989”.
En menos de una década, la cantante -que ha hecho alguna incursión en el mundo de la actuación- ha vendido más de 30 millones de álbumes en todo el mundo.
A diferencia de otras estrellas de la música, como Rihanna o Miley Cyrus, en su ascenso a la cúspide Swift siempre ha mantenido una imagen que algunos describen como “virginal”, aunque eso no ha evitado que haya tenido romances sonados, como el que vivió con uno de los integrantes del grupo One Direction o con uno de los miembros del clan de la familia Kennedy.
“Una obsesión”
“No hay duda de que es la artista pop más popular del momento. Se ha metido al público estadounidense en el bolsillo, convirtiéndose en una obsesión”, asegura Shirley Halperin, editora de música de las revistas Billboard y The Hollywood Reporter.
Según Halperin, la popularidad que ha alcanzado Swift no es fruto de la casualidad, ya que la cantante “se mueve muy bien en el negocio de la música y lleva años trabajando para situarse arriba del todo”.
“El secreto de su éxito también incluye el dominio total de las redes sociales y el sacar al mercado ediciones especiales de sus discos, como el que acaba de publicar. Cada ejemplar contiene una serie de fotografías diferentes, lo que hace que sus fans incluso compren más de álbum”, explica la periodista en conversación con BBC Mundo.
“Todos esos elementos combinados, sumados a la decisión de eliminar su catálogo de Spotify, creo que han contribuido al récord de ventas que ha alcanzado esta semana. Hoy en día muy poca gente puede presumir de vender más de un millón de discos en una semana”.
Halperin considera que el hecho de que Swift no haya sexualizado su imagen como han hecho otras cantantes, le ha permitido permanecer como una artista “apta para todos los públicos”.
“Los padres no tienen que preocuparse de llevar a sus hijos a un concierto de Taylor Swift, lo que no se puede decir de artistas como Miley Cyrus. Eso le ayuda tener seguidores incluso en las zonas más conservadoras del país”.
Omnipresente
Sam Sanders, periodista de la Radio Nacional Pública de EE.UU. (NPR, por sus siglas en inglés), cree que uno de los secretos del enorme éxito del que Taylor Swift disfruta en estos momentos se basa en sus tácticas promocionales.
“No es que sean particularmente innovadoras. La diferencia es que ella las pone en práctica mejor que cualquier otra artista”, señala Sanders en conversación con BBC Mundo.
“Para empezar, Swift está en todas partes. En todos los programas de televisión y radio relevantes, manejando muy bien sus relaciones con la prensa”.
“Además, sabe cómo estar en contacto con sus seguidores a través de Twitter, Facebook y Tumblr, respondiendo constantemente a los tuits que le envían o incluso retuiteando a sus fans, a los que invita a fiestas en su casa para que escuchen su último trabajo”, explica el periodista.
“Con 15 años, Swift ya insistía a los jefes de su discográfica que tenían que tomarse en serio la promoción en MySpace. Eso es una muestra de que desde muy joven ya conocía la importancia de las redes sociales”.
Según Sanders, igual que Beyoncé, Swift “es una mujer de negocios y controla su carrera y su imagen a la perfección”.
“Ahora está recogiendo los frutos de todo eso”, destaca el reportero de NPR.
A este paso, parece que no nos quedará más remedio que pedirle al doctor que nos recete Swiftamine.