Un incidente de brutalidad policial contra un afroamericano conllevó a una multitudinaria y sangrienta protesta en el barrio de Watts (Los Ángeles) en agosto de 1965. Mientras decenas de edificios se incendiaban, los manifestantes gritaban “burn baby burn”, frase de un popular DJ ahora convertida en un grito de batalla para expresar el horror, la furia y la desesperación del momento.
Este es el mismo espíritu de rebelión que quiere atrapar “Burn Baby Burn”, la obra de la dramaturga Carina Lacroix que intenta retratar la angustia de las generaciones más jóvenes con sus dos protagonistas, dos caras de la misma moneda cuyo aparente optimismo infundado o cinismo interminable esconden la misma falta de esperanza y un profundo deseo de ser amadas.
Ambientada en una gasolina en medio de la nada, la puesta en escena sigue la historia de dos adolescentes que se encuentran incidentemente. Noseri tiene un pasado de elección múltiple y vive en ese lugar abandonado desde hace un tiempo indeterminado, pasando sus días entre ensoñaciones, mientras que Violeta busca escapar de un pasado doloroso con su motocicleta, pero se ha quedado sin combustible. Juntas desarrollan una inusual e intensa amistad y urden planes para escapar del tedio de su vida, pero esta naciente relación queda en peligro con la llegada de Issa, un repartidor de pizza.
La obra es una coproducción franco-peruana que une a tres instituciones culturales: la Escuela Nacional Superior de Arte Dramático (Ensad), la Escuela Nacional de las Artes y Técnicas de Teatro de Lyon (Ensatt) y la Alianza Francesa como parte del programa Tintas Frescas, que busca traducir textos de dramaturgos francos al español. Y si bien los protagonistas de la obra son todos jóvenes actores peruanos, la dirección de la obra recae en la dramaturga franco-brasileña Georgia Tavares, quien viene acompañada de sus colegas Margaux Moulin (escenografía) y Lucas Collet (luces y video).
Es esta caldera de diferentes perspectivas teatrales y sociales las que quiso resaltar Tavares con su elección de la obra, cuya historia podría ocurrir tanto en la campiña francesa como en los descampados latinoamericanos.
“Yo tenía ganas de trabajar algo con el espíritu de acá Latinoamérica, de lo que me parece importante aquí, y este texto me pareció perfecto para eso”, señala Tavares a El Comercio. “Carina Lacroix trabaja mucho con la temática de quienes están en los márgenes de la sociedad, pero nunca como víctimas, sino de cómo estas personas pueden experimentar magia, alegría, vida y sobrevivir a través del imaginario. Es algo que me gusta mucho porque yo misma sobreviví y me desarrollé gracias al teatro.”
Este énfasis en el poder de la imaginación es ayudado en la obra no solo por el lenguaje lírico de Lacroix, sino también por un trabajo destacable de escenografía, recreando minuciosamente no solo la vieja gasolinera, sino también convirtiéndola en un vehículo para mostrar el mundo interior de sus protagonistas con un inspirado uso de videos pregrabados y en vivo proyectados en un cartel publicitario convertido en una improvisada pantalla de cine.
Otro aspecto resaltante es la labor de sus jóvenes protagonistas Abigail López, Angela Rojas, Aric Bernal y Verónica Infantes, quienes toman con particular aplomo y soltura un texto complejo, algo que Georgia Tavares atribuye también a su edad.
“Colaborar con actores jóvenes tiene siempre dos lados. Si bien tienen un montón de cosas que aprender, ellos también tienen mucha vida y todavía no han sido formateados por un sistema de actuación”, consideró. “Además, siempre tienen un imaginario fuerte, muchas ganas de trabajar y son libres en las escenas, lo que esta obra necesitaba.”
“Burn Baby Burn” se presentará en el Teatro de la Alianza Francesa (Av. Arequipa 4595) desde 20 de julio al 12 de agosto, de jueves a sábado a las 8:00 p.m. Entradas a la venta en Joinnus.
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