Dedicarse a la comedia siempre ha sido una actividad transgresora, de eso no hay duda, además de riesgosa, también. Pues, ¿hasta dónde se puede llegar entre la delgada línea del ‘stand-up comedy’ y una inminente cancelación? Para El Club de la Comedia, esto nunca ha representado una dificultad, ya que siempre han sabido cómo navegar entre este género durante más de una década sin ningún problema.
A pesar de que el tipo de comedia cambie con el pasar de los años, sus principios siempre han sido los mismos. “Continuamente hemos tratado de que nuestro show sea apto para la mayor cantidad de personas, siendo nosotros el principal punto de broma. No nos burlamos acerca de alguien del público, de minorías o de condiciones especiales de salud. El secreto es reírte de ti mismo, que el público se identifique y se carcajee contigo sobre eso”, cuenta Palma.
Y es que, desde siempre el humor ha representado un mecanismo de defensa –o ataque– para los seres humanos. En el momento en que las risas se vuelven unidireccionales, tienes un problema. Carlos Palma, Guillermo Castañeda, Gachi Rivero y Rodolfo Reaño son muy conscientes de eso, manteniendo así una función que se ha mantenido relevante hasta la fecha, y que después de tres años, regresa a los escenarios en el Boulevard de Asia.
— ¿Cómo se dio inicio a El Club de la Comedia?
Todo comenzó con Guillermo Castañeda y yo cuando nos presentábamos en el desaparecido Satchmo de Miraflores. Nos dimos cuenta que había un vacío de mercado en nuestro país, ya que existía un buen número de comediantes, pero ninguno era un gran referente del stand-up.
Es así que iniciamos un colectivo que se consolidó en el 2011, y cada vez iba profesionalizándose más. Lo que derivó a que nos convirtamos en una empresa de comedia: haciendo espectáculos, talleres, eventos corporativos y más.
— ¿Por qué decidieron volver a los escenarios?
Hasta finales del 2019, nunca habíamos parado de hacer temporadas seguidas. Como productor general yo no tenía vacaciones. Era un desgaste físico y mental constante, por lo que decidimos tomar vacaciones en diciembre de ese año, que coincidentemente encajó con la pandemia.
Esto nos obligó a tener que reinventarnos por completo, aprendiendo a interactuar en distintas plataformas. Pero todos coincidíamos en que no había nada como los escenarios, ya que era la única manera en la que le podíamos hacer honor a nuestro nombre, convirtiéndonos en una especie de club.
Cuando las personas entran al Centro Cultural del Boulevard de Asia, se sienten parte del espectáculo. Pues nos ven a nosotros como una figura muy cercana, se toman una cerveza con nosotros y conversamos sobre lo que presentaremos ese día, lo que nos hace crecer muchísimo en el boca a boca también.
— ¿Y por qué específicamente en el Boulevard de Asia?
Encaja perfectamente con nosotros el hecho de estar involucrados en esta nueva etapa del Boulevard de Asia. Nos encanta esta nueva idea de llevar la felicidad al pie del mar y disfrutar no solamente en la arena, sino también elevar el verano de Lima a un siguiente nivel, así como sucede en Quintana Roo de México o la Barceloneta de España.
Queremos ayudar a que el Boulevard de Asia continúe convirtiéndose en un espacio cultural, ya que muchas personas no van únicamente a comprar un corte de carne o una bolsa de carbón, van a pasear en familia y disfrutar de todo lo que se puede encontrar allá.
— ¿Desde cuándo supiste que te gustaba entretener a la gente mediante la comedia?
En el colegio yo era una persona muy reservada, no era de los graciosos ni de los que jugaban fútbol. Sin embargo, en cuarto de media, ingresó Armando Machuca a dictar el taller de teatro, logrando que yo hiciera un click con la comedia.
Empezamos con la formación de clown, presentando shows en el día de la madre o del padre frente a todo el colegio. Era realmente divertido, tanto así que llevamos uno de los espectáculos a un festival en la Universidad de Lima.
Desde ese momento sabía que quería ganarme la vida haciendo reír. Algo que en los tiempos de mis padres era absurdo, pero para mí no iba a ser un trabajo a medio tiempo, y es por eso que estoy muy orgulloso de haber llegado hasta donde estoy.
— ¿Qué papel juega la improvisación en el stand up, o es únicamente preparación?
Creo que todos los mejores ‘standaperos’ han tenido que pasar por clases de improvisación, ya que siempre hay que tener un termómetro activo con el público mientras te estás presentando, puesto que tienes que ver si están respondiendo a tu monólogo, si les está gustando o no.
Constantemente los espectadores te dan pie a dar una acotación extra que tienes que improvisar, ya sea una risa o un comentario, o incluso si hay alguna persona que tengamos que callar, como algún borracho –ríe–, hay que hacerlo de manera divertida y sutil, consiguiéndolo únicamente con la improvisación.
— ¿Qué crees que representa la comedia para los peruanos? No por nada las películas más taquilleras son de comedia...
El humor es una válvula de escape para un país tan convulsionado como el nuestro. Si bien nosotros tenemos que ser conscientes con lo que está sucediendo en el Perú, independientemente de la posición de cada uno, tampoco podemos dejar de producir comedia porque es la manera en la que trabajamos.
Entonces, nuestro papel recae en intentar liberar un poco de esa presión entre nosotros, precisamente en momentos tan álgidos como estos. Con esto no estoy tratando de decir que vamos a cambiar el mundo, simplemente intentamos que nuestro trabajo aligere un poco el contexto, como un pequeño analgésico para liberar la tensión.
— ¿Crees que el tipo de comedia que tocan ha cambiado con el pasar de los años?
Nuestra comedia ha cambiado porque nosotros lo hemos hecho, y en general el mundo también. Hay chistes que antes se podían hacer y que hoy no, ya que ahora forman parte de la cultura de la cancelación. No estoy en desacuerdo con eso, lo único que me parece fuera de lugar es juzgar a alguien por cosas que dijo en el pasado, pues se sacan completamente de contexto.
Todas las personas podemos evolucionar a ser mejores, la vida nos va moldeando. Y en el caso de los comediantes, pienso que cada uno es consciente del tipo de humor que quiere hacer. En mi caso, siempre he preferido chocar conmigo mismo, pues el hecho de que tú seas el punto de burla no le hace daño a nadie [ríe].
— ¿Cuáles son sus siguientes pasos?
Este show reforzará el regreso de El Club de la Comedia, nos estamos volviendo a reencontrar con el público y con nosotros mismos como equipo. Queremos seguir explorando las plataformas digitales, además de también producir elementos audiovisuales. No dejaremos la presencialidad pero buscaremos migrar a otros ámbitos al mismo tiempo.
Lugar: Centro Cultural del Boulevard de Asia.
Ubicación: Km. 97.5 de la Panamericana Sur, Asia.
Fechas: Viernes y sábados hasta el 1 de abril.
Horario: 9:00 p.m.
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