Moisés Kaufman (1963) dejó Venezuela hace muchos años y fue adoptado por la cosmopolita Nueva York. Desde allí, el caraqueño ha creado varias piezas teatrales que llaman la atención por su profundidad y deseos por romper los moldes de la dramaturgia tradicional. Un par de premios Tony demuestran que lo ha hecho con brillantez.
“Durante mucho tiempo, en Estados Unidos hubo una tendencia a hacer un teatro muy realista, muy naturalista –sostiene Kaufman–. Ibas a las puestas en escena y te encontrabas con el interior de un departamento perfectamente diseñado, con un sofá, una cocina. Ahora estamos más interesados en encontrar nuevas posibilidades y estamos tratando de entender qué quiere decir que algo sea teatral y cuáles podrían ser los lenguajes que nos permiten contar cuentos”.
Pero Kaufman siempre tuvo la inquietud de experimentar y de trasgredir los códigos con los que ya se sentía cómodo. Lo expresó en las diferentes formas de abordar la creación, algo que se sostuvo en el tiempo gracias a que los miembros de su compañía, Tectonic Theater Project, también comparten la misma visión.
Las pruebas se evidencian en su serie de obras que abordan personajes históricos. La primera que hizo fue “Actos indecentes” (1997) –en la que habló sobre los juicios que enfrentó Oscar Wilde al ser acusado de tener varias relaciones homosexuales– y se valió de textos históricos, la transcripción de los juicios, novelas y biografías de personas que vivieron en 1895. Para “El proyecto Laramie” (2000) –puesta en escena que gira en torno al asesinato del joven homosexual Matthew Shepard– hizo que toda la compañía viajara a Laramie, ciudad en la que entrevistaron a todos los que pudieron.
¿Qué es lo que Kaufman encuentra atractivo en crear ficciones basadas en hitos de la vida de personajes históricos? “Generalmente siento que no entiendo al mundo –anota el autor–, así que lo que hago es tomar pedazos de la historia, llevarlos a la sala de ensayo y tratar de descifrarlos”.
—Lo que el texto esconde—La última obra de la serie de Kaufman basada en personajes históricos es “33 variaciones”, en donde retrata la búsqueda de Beethoven por concluir un encargo que no lo deja dormir. Para desarrollarla, el autor también varió el proceso creativo y viajó hasta Alemania para estudiar el diario y los apuntes del genio alemán.
Si se presta atención a la obra –que actualmente se presenta en el CCPUCP– se puede deducir que hay puntos en común entre lo que vive uno de los personajes y lo que vivió Kaufman. Al igual que Katherine (Martha Figueroa), la musicóloga que busca a como dé lugar descifrar porqué Beethoven siguió una empresa de tan poco interés, a Kaufman le fue difícil dar con el material y encontrar sus propias respuestas a la interrogante.
Eso sí, a diferencia de los directores de la versión limeña (Marco Mühletaler y Lucho Tuesta), Kaufman no duda en señalar que la obra busca retratar las obsesiones de los personajes. “En efecto, es una obra que estudia porqué nos obsesionamos –dice Kaufman–. Hoy en día, la obsesión está considerada como algo muy malo. Hablamos de desórdenes obsesivos compulsivos, pero hay veces que las obsesiones son la forma más pura de relacionarnos con nuestra fuerza vital. Los personajes de la obra están obsesionados, pero lo que realmente quieren no es resolver la pregunta, sino entender la vida a través de ellas”.
Kaufman reconoce que “33 variaciones es su obra más personal. “Habla de mis sueños y demonios –agrega–. Si me preguntas qué tiene que decir con el tema político histórico actual, no estoy seguro, pero sé que tiene que decir sobre el tema humano en la actualidad, sobre cómo vivimos, cómo usamos los minutos que tenemos y si lo usamos con la gente a la que amamos”.
Aunque es fácil afirmar que estas obsesiones alejan a los protagonistas de sus seres queridos, Kaufman lo niega. “Creo que mientras mejor logran enfocarse en ellas, se relacionan mejor con quienes están a su alrededor –sostiene–. La relación de Katherine y su hija, así como la de Beethoven y su ayudante, nunca fueron mejores que mientras se desarrolla la historia. Pienso que las obsesiones nos permiten vivir de forma más intensa y profunda”.
Más informaciónLugar: CCPUCP. Dirección: Av. Camino Real 1075, San Isidro. Horario: de jueves a lunes, 8:00 p.m. Entradas: Teleticket.