Si promover la cultura en el Perú es ir contra la corriente, lo sucedido con el festival más importante de ópera en el Perú ejemplifica este esfuerzo. Este año el Festival Granda debió celebrar su décimo quinta edición sin embargo la pandemia y las restricciones impuestas por la peste postergaron más de una vez el ambicioso estreno de “Carmen”, la obra maestra de Georges Bizet. Los ensayos se retomaron en marzo, pero para lograrlo los organizadores debieron sortear múltiples obstáculos. Sobre el tema Ernesto Palacio, director Artístico y fundador de esta iniciativa cultural señala que además del problema general de financiamiento la producción se enfrentó al inexorable paso del tiempo. “Ya habíamos empezado incluso la construcción de la escenografía, pero tuvo que guardarse y se malogró. Con la venta de entradas habíamos comprado pasajes que al final no se pudieron utilizar. Por ello, hemos tenido un doble gasto. Además, después de todo este tiempo, muchos de los cantantes ya no estaban disponibles”. Del elenco inicial solo pudo rescatarse al tenor italiano Florian Laconi, quien interpreta al soldado Don José, y al barítono griego Dionysios Sourbis para el papel del torero Escamillo. Felizmente, dice Palacio, la mezzosoprano rusa y estrella del Teatro Mariinsky Irina Shishkova aceptó el rol principal de la gitana Carmen y Jaquelina Livieri será la inocente Micaela. Ellos estarán acompañados de seis artistas locales peruanos: dos sopranos, un tenor y tres barítonos. También participan el Coro Nacional y la Orquesta de Sinfonía por el Perú.
De esta manera se logró, una vez más, realizar una producción con un destacado elenco internacional. El nivel al que ya nos tiene acostumbrados el festival se complementa con la participación del director musical Dmitry Korchak y el premiado regista peruano Jean Pierre Gamarra. Fue este último junto a Palacio quienes decidieron apostar por la simplicidad original de “Carmen” -puesta estrenada en marzo de 1875 en la Opéra-Comique de París- sin perder su energía y dramatismo. “Ella nació en un teatro muy pequeño e íntimo y luego su escenificación se fue ampliando y llenándose de ballets y otras cosas. Nosotros le hemos querido quitar todo ese folclor que se le ha añadido gratuitamente”, apunta el también intendente del Rossini Opera Festival.
"Encontrar los sponsor que nos ayuden es el problema de toda la vida para el festival y eso es muy duro".
La tragedia de Bizet es catalogada como una de las óperas francesas más importante de todos los tiempos debido a su apasionada vigencia y a la belleza de su música. Durante tres horas, divididas en cuatro actos, esta inmortal historia de amor y celos cobrará vida en Lima.
¿Usted diría que el tema de la pandemia es el mayor obstáculo al q se ha enfrentado el festival?
En lo que toca a esta producción absolutamente sí. Pero hay un problema general. Lo explico rápidamente. Yo soy el intendente del Rossini Opera Festival que se hace siempre en agosto en Pessaro y nuestro presupuesto está cerca a los 6 millones de euros al año. El Estado nos reconoce el 60% de eso, se tiene unas leyes especiales para ayudar. Yo entiendo que la ópera no sea la prioridad en Perú, hay muchas otras pero, por ejemplo, en EE.UU., donde el Estado no da dinero para la ópera, este permite que quien lo da, que es la empresa privada, pueda deducirlo de sus impuestos. Eso ayuda a la cultura, pero nosotros acá no tenemos ni una cosa ni la otra. Encontrar los sponsor que nos ayuden es el problema de toda la vida para el festival y eso es muy duro. Menos mal que la sensibilidad de muchas empresas nos ayudaron a cubrir lo necesario. Hacer este festival de ópera en Lima es siempre una carrera contra el tiempo y contra la corriente, pero estamos acostumbrados.
¿Cuál ha sido la evolución del festival en estos 14 años?
La programación que nosotros podemos hacer depende mucho del dinero con el cual podamos contar. El festival nace en el 2008 con el apoyo del Gobierno Regional del Callao. Se desarrolló 2008, 2009 y 2010 en el teatro del Callao. Luego en el 2011 y 2012 nos mudamos al Teatro Municipal y luego al Gran Teatro Nacional. Hemos tenido producciones de muy buen nivel, eso es lo que siempre se trata de conseguir con elencos importantes.
¿Y cuál considera que ha sido la ópera más arriesgada que han producido?
No me gustaría elegir alguna. Para mí todas son hijos predilectos. Pero hemos hecho cosas importantes, por ejemplo “Romeo y Julieta” con Juan Diego Flórez, así como “Tosca” y “La Traviatta” que fueron óperas muy bien logradas. Hemos hecho algunas poco conocidas, pero últimamente estamos haciendo las que más se conocen porque la última que se hizo fue el “Barbero de Sevilla”. Una ópera arriesgada fue definitivamente “Romeo y Julieta” porque todos conocemos el argumento, pero no la versión en ópera. También hicimos en forma de concierto “Atahualpa”, ópera italiana con argumento peruano. La gente prefiere mucho las óperas que son más populares.
¿Cómo califica la respuesta del público?
Siempre hay un público aficionado. Las primeras localidades que se acaban en un dos por tres son las de más arriba. La ópera es parte importante de la cultura y creo que todos al menos una vez debe verla. Es como ir a París y no ver a la Mona Lisa.
¿Cuál es su diagnóstico sobre la lírica peruana?
A lo largo de los años hemos demostrado que la lírica en Perú tiene posibilidades. Hemos tenido grandes cantantes, todos tenores, que han pasado por La Scala. Tenemos primero a Alejandro Granda a quien tuve oportunidad de conocer en 1962 meses antes de que muriera. Yo era pequeño aún pero ya tenía claro que quería ser cantante y estudié con él por consejo de la señora Mercedes Ayarza de Morales. Fue mi primer maestro de canto y por eso le puse a este festival su nombre. Luego vino Lucho Alva que hace poco cumplió 95 años. Luego estoy yo. Y siguió con Juan Diego Flórez. Con él se despierta un interés mayor por la lírica. El último que ha salido es Iván Ayón, quien está haciendo muy buena carrera internacional. De manera que siempre entre una distancia de 20 años entre uno y otro es que sale una gran figura. No damos muchísimos cantantes, pero hay algunos más que también están tratando de abrirse campo en el extranjero, de repente sin mayores satisfacciones todavía.
¿Quiénes por ejemplo?
Son dos. El primero que se me viene en mente es el cusqueño Óscar Oré que está en Viena. Y el otro es Alejandro Sánchez, que es barítono que está en Valencia, en la academia del teatro.
Funciones: van el 20 y 24 de mayo a las 8 p.m. y el 22 de mayo a las 5 p.m. Lugar: en el Gran Teatro Nacional (Av. Javier Prado Oeste 2225, San Borja). Entradas: Teleticket.
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