“Estuve 10 días en coma”, dice el actor Pold Gastelo (53), a quien el destino le haría vivir en carne propia el drama más trascendente al que nos enfrentamos los seres humanos: mirar los ojos de la muerte. “He tenido un paréntesis de 10 días en mi vida, días en los que no estuve aquí. Y cuando he vuelto, volví como después de un derrame”. Hace una pausa, bebe un vaso de agua y continúa: “Lo que recuerdo son los cinco días posteriores a aquellos diez de entubamiento en UCI. Lo débil que estaba, la recuperación física y emocional, alimentándome por sondas. Lo que vino después del coma son momentos terribles que poco a poco se fueron disipando. Paulatinamente fui desinflamando y ahora me siento bastante bien. Asombrosamente bien después de todo lo que pasé. La verdad es que soy muy afortunado”.
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Gastelo, sobreviviente de una pandemia que pretendió llevarse a su padre, a sus tres hermanos y hasta a su sobrino de 5 años. Es más, un día antes de enfermar, él mismo tuvo que internar a uno de sus hermanos en el hospital mientras el resto de su familia padecía los rigores del malhadado bicho. Así que apenas el director Mikhail Page adquirió los derechos de una obra inglesa sobre el asunto, lo llamó: “Mi caso fue tan mediático que para el público va a ser fuerte que la obra trate de alguien que vivió este proceso y que esté interpretada por un actor que también lo vivió. A pesar de que es un texto inglés y podría parecer lejano, es este punto el que tenemos en común y me produce un gran nivel de identificación”.
Flema inglesa
“Estoy despertando y estoy tratando de quitar el sabor del agua estancada en mi boca. No es fácil. Mi doctor me había advertido que podría perder el sentido del gusto y del olfato. Dicen que es un síntoma común. No tengo ese síntoma. Tengo un síntoma diferente. Todo sabe a agua estancada”. Así inicia el monólogo escrito por el dramaturgo inglés David Hare (Sussex, 1947), quien también padeció la enfermedad. Entonces construyó un texto tensionado por los rigores de un agente invisible y francamente diabólico que, de pronto, toma las riendas de su vida. Y que, con premeditación y alevosía, empieza a subir y bajar los botones de su existencia: temperatura, frecuencia cardíaca, presión arterial, saturación de oxígeno, etcétera. Y en cada piso dramático, el desconcierto de la ciencia frente a los movimientos de un enemigo nuevo, imprevisible y letal.
“Cuando comencé a leer la obra me di cuenta que lo que me había pasado era más grave. Pero, en general, no he encontrado síntomas ajenos a los que todos hemos vivido. No solo son físicos, también tienen que ver con estados de ánimo, esa especie de ‘noica’ cuando recién apareció. Esta cosa física y emocionalmente de agotamiento, estábamos muy agotados y muy presionados. El tema de las fiebres, la pérdida del gusto, del olfato, el sentirse con mucho desánimo y, por supuesto, la respiración”, añade Gastelo”. El texto de Hare está atravesado de noticias relativas a la política menuda inglesa. ¿Eso no crea distancia con el drama que vivió el auditorio y, claro, tú mismo? “Claro, yo también tuve esa preocupación al principio. Pero después me fui dando cuenta que también era un asunto político. Hasta en los países más desarrollados se han cometido exactamente los mismos errores”.
El guion, por supuesto, está atravesado por el típico sentido del humor británico. Esto es, acentuada autocrítica, sarcasmo casi imperceptible, estilo flemático hasta la sequedad. ¿Todo esto no terminó siendo un ‘idioma’ nuevo para ti? “Sí, de hecho esta es mi lucha más fuerte dentro de la obra. Porque es un humor mucho más sobrio, a veces un poco regodeado en el lenguaje al que quizás en el Perú no estemos tan acostumbrados. Nuestro lenguaje es mucho más directo y explícito. Pero como actor, bueno, es un reto, ¿no? De hecho, la obra también ha tenido que ser adaptada, pero básicamente a nivel literal porque de todas maneras el humor se mantiene. El de un personaje como David Hare, que es un intelectual y un dramaturgo. Sí, o sea, lo que al inicio sentí era una distancia, creo que ha terminado siendo un reto y lo estoy asumiendo plenamente”.
Y enfrentado nuevamente a un público real, con hiperoxigenada distancia social en el Parque Reducto de Miraflores, dice: “Estoy emocionado de que se haya dado tan pronto o que haya aparecido esta oportunidad para tener contacto con el público. De hecho, todos mis compañeros actores y actrices sueñan con volver a tener este contacto. A mí se me ha dado y lo tomo como un regalo. Y estoy seguro que, por las características de este proyecto, seguro va a tener muy buen efecto sobre el público también. Estoy feliz de reencontrarme con el público en condiciones un poco distintas porque vamos a estar en un espacio pensado para las circunstancias. Abierto, con distancia social y una serie de condiciones que son ahora necesarias. Pero el hecho de volver a tener este contacto con el espectador me pone muy feliz”.
Más información
- Temporada: Del 17 de septiembre hasta el 23 de octubre.
- Funciones: Viernes y sábados
- Hora: 5:30 p.m.
- Lugar: Parque Reducto de Miraflores (Ingreso por calle Ramón Ribeyro 490)
- Entradas: Joinnus.
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