Cariñoso, divertido, distraído, con un toque de adolescente detrás de los lentes oscuros y la serenidad que los años también le han aportado, Ricardo Darín llega al lounge del hotel miraflorino pidiendo disculpas por sus cinco minutos de tardanza. “Después del almuerzo me desmayé sobre la cama”, se disculpa sonriendo. El actor argentino más popular de las últimas dos décadas, después de sus geniales estafas en “Nueve Reinas” (2000), llegó a Lima con su colega porteña Andrea Pietra para representar este fin de semana la comedia dramática de Ingmar Bergman “Escenas de la vida conyugal”. Una obra que denuncia cómo una estructura matrimonial heredada por siglos atenta contra el mismo amor.
►“Escenas de la vida conyugal”: el tedio que acecha a las parejas►Nuestra entrevista a Ricardo Darín de “Escenas de la vida conyugal”
Lo curioso es que su película más reciente, “El amor menos pensado” que Darín coprotagoniza con Mercedes Morán, y con la que paseó recientemente por los festivales de Cannes, Berlín, Venecia y San Sebastián, recorre el mismo laberinto: tras 25 años de matrimonio, una pareja decide separarse, sin un motivo concreto, tan solo porque sienten que el amor se les había acabado. Así, el actor asume nuevamente el papel de esposo minado por la rutina. Siendo evidentes los vasos comunicantes entre la obra de Bergman y la ópera prima de Juan Verá, le preguntamos al actor si poner en juicio los matrimonios asediados por el hastío se ha convertido en un plan consciente, un propósito personal para él. “¡No! ¡Es la edad! Ya no me tocan más los papeles de muchachitos irreverentes. Ahora me tocan más los señores que tienen que tratar de negociar con la vida”, dice, medio en broma, medio en serio.
Pero pronto Darín responde más gravemente: “‘Escenas de la vida conyugal’ se ha convertido en un clásico porque atraviesa las décadas hablando de lo mismo. Su planteamiento es esencial: ¿Hasta qué punto toleramos toda la verdad en una relación? Todavía no sé si estamos del todo preparados”, explica. Para el actor argentino, muchas veces hombres y mujeres preferimos una situación edulcorada que asumir ese riesgo. “Creo que eso viene de la educación que recibimos a través del tiempo. A veces decir una verdad brutal no está bien visto. ¡Y a lo mejor nos hace un gran favor! En las relaciones humanas, [evadir la verdad] quizá funciona por un tiempo, pero después las cosas que no se dicen se van acumulando, capa sobre capa. Y en algún momento eso estalla”. Así, para Darín, lo que Bergman propuso hace ya 50 años en esta obra escrita para la televisión, el cine y luego el teatro, es no esconder nada dentro de la relación: “decir lo que a uno le pasa por la cabeza y el corazón, en el momento que sea, y esperar no ser lapidado por eso”.
Luego, el protagonista de “El hijo de la novia” comparó la experiencia de actuar en la obra de Bergman con su más reciente filme: “‘El amor menos pensado’ es una obra mucho más ‘civilizada’. Es una comedia amable y profunda también, pues propone el juego de decirnos la verdad a ultranza y ver cómo salimos parados de eso. Ambas obras se vinculan. Son dos puntos distintos de la misma cadena”, añadió a El Comercio.
—Bergman y los jóvenes—Si bien Ingmar Bergman no pudo imaginar en su época cómo las redes sociales transformarían hoy las relaciones de pareja, Darín piensa que, a diferencia de su generación, los jóvenes asumen el vínculo romántico con bastante más sinceridad. “A lo mejor toman menos compromisos, son más prudentes y no prometen un amor ‘hasta que la muerte nos separe’, como nos enseñaron a nosotros. Me da la sensación de que los jóvenes están más expuestos a experimentar. No están sujetos a las consignas tremendas que nosotros hemos arrastrado durante tanto tiempo, que tienen que ver con culpas, pudores y vergüenzas”, añadió el actor.
Más informaciónLugar: Auditorio del colegio Santa Úrsula Dirección: Av. Santo Toribio 150, San Isidro Horario: jueves 27, viernes 28 y sábado 29, 8 p.m.; domingo 30 a las 7 p.m. Entradas: Teleticket