Camerino de una academia de natación. Pequeña: tres muebles sobre un tablado giratorio que Roberto Ángeles utiliza para mostrar distintas perspectivas sobre lo que se sucede en el Teatro de Lucía. Es un juego: cada vez que el tablado gira, aparecen las miradas de cada uno de los cuatro personajes. La trama, por tanto, toma forma de un collage cuyos elementos se superponen. Así es “El principio de Arquímedes”.
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Ángeles acierta con el recurso por dos razones. Primero: no solo es bien recibido que las transiciones sean más que apagones, la propuesta le agrega cierta agilidad a lo que, de otra manera, sería un drama que fácilmente se tornaría lento. Se trata de los intentos de una directora de escuela de natación por averiguar si es cierto que el profesor más popular besó en la boca a un niño. A ello se le suma la buena performance del elenco, que sacó risas al público.
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Segundo: Ángeles parece tratar de balancear el peso de las opiniones. No le interesan las posturas por su contenido, sino solo por su presencia. Y así como el recurso funciona para distanciar lo que se sucede en la obra de los puntos de vista de los asistentes, también incomoda a los de ideas inquebrantables. Huir de una sola moral le da al montaje un pluralismo necesario para el debate, aunque propicio para el cuestionamiento.
El prolífico Josep María Miró crea en “El principio de Arquímedes” un mundo muy real, lleno de contradicciones. Son cuatro personajes. Fernando Luque da vida al profesor que acusan de sobrepasarse, y convence con excusas como “Me conoces” y “Eran comentarios de vestuario”; lo mismo sucede con Óscar Beltrán, quien domina al compinche del acusado; Sandra Bernasconi, cumple con la desesperante dueña del circo que repite: “Las cosas no se hacen así”; y Alonso Cano, a quien querríamos ver en un papel menos verborrágico y más retador.
Miró también propone cuestionar el papel de las redes sociales al mostrar la otra cara del linchamiento. Los papás, furibundos por el excesivo acercamiento del profesor de natación -él siembra la duda sobre las verdaderas intenciones del instructor-, estallan en Facebook y coordinan atacar la academia. Y a pesar que la directora manda a cerrar las puertas, piedras y otros recursos rompen las defensas. Todos los personajes, sin interesar su culpabilidad o inocencia, son puestos en el mismo saco. Sentados escuchando a la turba, aceptan el miedo y el destino que no podrán esquivar, así que se quedan inmóviles esperando que los ajusticien.
Los 75 minutos que dura “El principio de Arquímedes” se conducen sin mayores problemas, gracias a la solvencia del elenco y la experiencia y tino de Ángeles. Vale entonces preguntarse cuál será el siguiente montaje del director y, sobre todo, si se atreverá a tomar riesgos.
DATOS
Nombre: “El principio de Arquímedes”
Autor: Josep María Miro
Elenco: Sandra Bernasconi, Fernando Luque, Alonso Cano y Oscar Beltrán
Lugar: Teatro de Lucía
Última función: hoy, 7 p.m.