¿Cómo muere Aang en “Avatar: The Last Airbender”?

Redacción Mag20/07/2020, 05:02 p.m.

Más de uno seguramente recuerda con cariño “Avatar: The Last Airbender”, también conocida en español como “Avatar: La leyenda de Aang”, la serie animada que Nickelodeon emitió originalmente entre febrero de 2005 y julio de 2008 y que contó las aventuras de un pequeño monje que se convirtió en el Avatar, el maestro de los cuatro elementos.

En esta historia, Aang permaneció congelado por más de 100 años hasta que fue liberado de su encierro en el Ártico por quienes se convertirían en sus mejores amigos, Katara y Sokka. Desde entonces, las aventuras llegaron una tras otra y el programa alcanzó tal éxito que el canal decidió realizar una secuela protagonizada por la sucesora de Aang, Korra.

Los eventos de “The Legend of Korra” suceden 70 años después del final de la última temporada de “Avatar: La leyenda de Aang”, cuando el maestro aire ya está muerto y es su hijo, Tenzin, quien se encarga de enseñarle las bases del Aire Control a Korra, quien a su vez había viajado hasta Ciudad República para ser entrenada en el camino del Avatar.

¿CÓMO MURIÓ AANG, EL ÚLTIMO MAESTRO AIRE?

Aang, el último Maestro Aire, falleció a una edad temprana a los 66 años, pero había una explicación (Foto: Nickelodeon)

La gente puede vivir mucho tiempo en el universo de Avatar. El amigo de la infancia de Aang, Bumi, vivió más de 100 años, y aún era un maestro tierra formidable, mientras que el Avatar Kyoshi vivió hasta la edad madura de 230 años. Comentando la larga vida de Kyoshi en una entrevista con Avatar Spirit, el co-creador de “Avatar: The Last Airbender” Bryan Konietzko explicó: “Mike y yo teníamos la idea de que estas personas con campos de Chi tan mejorados podrían vivir más tiempo”.

A diferencia de Kyoshi, Aang murió por causas naturales a una edad biológica relativamente joven de 66 años, y fue seguido por Katara en al menos un par de décadas. Por supuesto, debido a su tiempo en el iceberg, tenía 166 años. ¿Cómo fue posible entonces que viviera “tan poco”?

El otro creador de la serie, Michael DiMartino, dijo en una entrevista con el Wall Street Journal que Aang tuvo que recurrir a su Chi para permanecer vivo dentro del iceberg durante un siglo. “Hay que tener en cuenta que estuvo congelado en un estado de animación suspendida durante 100 años”, explicó DiMartino. “Así que quemó algo de su tiempo extra de Avatar”.

Por otro lado, la pelea con el Señor del Fuego Ozai no fue la última batalla peligrosa que Aang enfrentó en su vida. A la edad de 40 años luchó contra un poderoso maestro de sangre llamado Yakone, que era capaz de hacer Sangre Control sin necesitar de la luna llena. Sin embargo, el Estado Avatar entró en acción.

Cuando Yakone intentó usar el control de sangre para romper el cuello de Aang, este pudo finalmente ganar la batalla utilizando su poder oculto. El Estado Avatar se activa cuando la vida del Avatar está en peligro y sirve para protegerlos, por lo que durante los cien años que Aang estuvo en el iceberg, fue el Estado Avatar el que le impidió morir congelado.

Aunque permaneció a la misma edad en el exterior, su Chi fue drenado por este tiempo prolongado en el Estado Avatar, por lo que Aang no vivió tanto como algunos de los Avatares anteriores. Aang regresa como un espíritu en “The Legend of Korra” y todavía tenía una apariencia bastante joven en el momento de su muerte.

Sus cuatro nietos son más jóvenes que Korra, lo que desafortunadamente también significa que Aang murió antes de que nacieran. Sin embargo, en la mitología del universo Avatar, los espíritus de los muertos permanecen para vigilar el mundo después de su fallecimiento. Entonces, incluso si nunca los conoció en persona, podemos estar seguros de que Aang estaba mirando a su familia desde el otro lado.

Algún tiempo después de la muerte de Aang, su viejo amigo y cuñado Sokka también falleció. Sin embargo, Katara, Toph y Zuko vivieron hasta una edad avanzada y pudieron ayudar a guiar a la sucesora de Aang cuando llegó su propio momento para servir al mundo como Avatar.