“El señor de los cielos” es una de las telenovelas más importantes de Telemundo. La misma comenzó a a emitirse el 15 de abril del 2013 producida por Argos Comunicación y la cadena internacional, presentando una historia de acción, pasión, drama y ganando premios como el International Emmy Award, Premios Tu Mundo y sus actores reconocidos en todo el mundo.
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Sin embargo, fue Rafael Amaya quien se llevó gran parte de la fama por la serie. El actor participó en varias telenovelas y películas antes de ser llamado por Telemundo para hacer de Aurelio Casillas, uno de los traficantes de drogas más importantes de México que ha llevado su mercancía por toneladas a Estados Unidos.
Lastimosamente, los fans no supieron nada de él durante un tiempo porque desapareció de la escena pública y de las redes sociales. Inicialmente la producción de “El señor de los cielos” informó que se había enfermado por unos animales que lo habían mordido mientras grababa, pero luego se confirmó que ni siquiera sus compañeros de pantalla sabían donde estaba.
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El mexicano de 43 años reapareció recientemente en las redes sociales de sus amigos, donde se reveló lo que había pasado con él: tenía una adicción a las drogas y al alcohol que casi acaban con su vida si no hubiera sido por su amigo Roberto Tapia, quien se tomó como personal la recuperación de su compadre, según contó a Infobae.
¿CÓMO RESCATÓ ROBERTO TAPIA A RAFAEL AMAYA?
Pero la historia de ambos fue mucho más emotiva. En una entrevista con la revista People en Español, Roberto Tapia contó que ambos se conocieron en el 2013, mientras él grababa “La Voz” en Miami y Amaya se encontraba entre los miembros titulares del elenco de “El señor de los cielos”, que había salido al aire en México.
Resulta que Tapia había sido invitado para grabar un capítulo de la serie, así que llegó al lugar de grabación y le asignaron un camerino. Allí, alguien le tocó la puerta de su camerino, y le dio mucho gusto encontrarse al mismísimo Rafael Amaya que se presentó cantando una de sus canciones.
Ambos intercambiaron números y de allí siempre fueron buenos amigos. Amaya se convirtió en el padrino de su hija Claudia Mariel hace unos cuatro años y desde ese momento todo fue diferente. Tapia notaba que algo no andaba bien con Amaya, en especial porque le marcaba de diferentes números, pero llegó un momento en que ni su familia sabía de él:
“De repente se me desconectó hasta el grado que su hermana me escribió por Facebook para preguntarme por él, que si yo sabía dónde estaba porque tenían meses que no sabían de él y que la última vez que supieron de él ya estaba en malas condiciones. Estuve tratando de localizarlo por cielo mar y tierra,” comentó en la entrevista a People.
“Estaba en mi estudio en Culiacán grabando y recibo una llamada de él y fue cuando me dijo: ’Compadre, necesito ayuda, necesito que me ayudes. Ya no puedo, [pero] yo no quiero entrar a un centro [de rehabilitación], yo puedo solo’. Le dije [que me dejara] un número para contactarlo y se volvió a perder, pero fueron pocos días.”
Rafael Amaya se contactó nuevamente con su amigo y le dijo donde estaba. Tapia entonces fue por tierra, ya que en avión la prensa iba a saber donde estaba, a verlo. Cuando lo encontró en Acapulco, estaba en malas condiciones, pero aún quería que lo ayudaran. Fueron casi 24 horas de camino sin parar, y todo se complicó porque el cantante comenzó a tener síntomas del COVID-19.
“Ya de regreso me empecé a sentir mal, tenía síntomas de la COVID-19, se me empezó a ir el aire, no podía respirar, fue todo muy cabrón. Nos encontramos una ambulancia en una caseta y me pusieron oxígeno y me dieron medicamento, me alivié un poquito. Llegamos a Guadalajara y ahí compré medicina, me sentí un poco mejor”, confiesa.
Lastimosamente, él estaba demasiado cansado y enfermo como para llevarlo a la clínica de Julio César Chávez, así que se quedó en cama. Le pidió a su manager, que también es su ahijado, que lleve a Rafael Amaya a la clínica de rehabilitación, pero sin decirle nada. Este recogió al actor del hotel donde lo había dejado hospedado y se fueron en coche con la excusa de que iban a desayunar.
Al llegar a la clínica, Rafael se enojó porque, a pesar de haber llorado mucho y comentar que había tocado fondo con Tapia, quería superar el problema solo. Le dijo al ahijado que le diga a Tapia que ya no era su compadre, pero al cantante no le importó. Quería ayudar a su amigo y fue así como ingresó a la clínica para su rehabilitación.
El pasado 22 de diciembre, el programa “Ventaneando” se confirmó que Rafael Amaya había salido de alta el 15 de diciembre del 2020, una información que TVNotas había confirmado con anterioridad. Gracias a su amigo, Amaya podrá pasar navidad y año nuevo con sus seres queridos totalmente rehabilitado de su adicción.