La actriz inglesa Lily Jane Collins se ha hecho todo un nombre en Estados Unidos. Hace poco Netflix estrenó la nueva serie “Emily en París”, que llevó a toda una discusión en las redes sociales sobre los estereotipos del programa. Antes de eso, ella luchó durante muchos años para conseguir un papel, a pesar incluso de ser hija del cantante Phil Collins.
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Según The Globe and Mail, su carrera comenzó a los 15 años al conseguir un papel en la película de 2009 “The Blind Side” junto a Sandra Bullock. Antes de eso, había pasado varios años probando suerte en castings que no le fueron nada bien. Sin embargo, el papel principal de Lily fue en la película “Mirror Mirror” como Blancanieves en el 2012, trabajando junto a Armie Hammer y Julia Roberts.
Lastimosamente, si bien su carrera artística ha ido viento en popa a pesar de los primeros años con un comienzo difícil, en su vida personal ha tenido un giro diferente. En su colección de ensayos “Unfiltered: No Shame, No Regrets, Just Me” del 2017, ella confesó la difícil relación que tenía con su padre.
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El cantante, escritor y baterista Phil Collins ha sido reconocido en el mundo de la música por su paso en la banda Genesis, aunque también por su etapa como productor y músico solista. En este artículo, y tal como lo señala El País, te contaremos un poco más de la extraña relación que tuvo la actriz con su padre antes del estrellato.
LA COMPLICADA RELACIÓN DE LILY COLLINS Y PHIL COLLINS
El libro de Lily Collins de 2017 “Unfiltered: No Shame, No Regrets, Just Me” dio detalles profundos y directos sobre su “tumultuosa relación con su padre, el músico Phil Collins, en una carta abierta”, según People. “Debido a que mi padre solía irse, nunca quise hacer nada que lo alejara aún más”, escribió Lily. “Me volví muy cuidadosa con lo que dije y cómo lo dije, temiendo que pensara que estaba enojada o que no lo amaba. Y la verdad es que estaba enojada. Lo extrañaba y lo quería allí”.
Lily escribió que sus “inseguridades más profundas provienen de estos problemas con mi papá” y le ha llevado “más de una década resolver algunos de ellos (otros todavía los estoy resolviendo) y finalmente reunir el valor para decirle lo que pienso”, explicando su versión de las cosas al tener un papá tan alejado de ella como él.
Por otro lado, también expresó su perdón hacia Phil, escribiendo en su libro que “todavía hay mucho tiempo para seguir adelante. Y quiero hacerlo. Te invito a unirte a mí. Siempre seré tu pequeña niña”, finaliza la carta. Pero, ¿por qué se sintió así? La principal razón de todo esto, según People, es el divorcio que tuvo en 1996.
Como se sabe, Lily es la hija de la segunda esposa de Phil, Jill Tavelman, quien estuvo casada con él de 1984 a 1996, época en la que se supo que él había tenido una aventura durante el tour de Genesis en 1992 con Lavinia Laing. En su libro, Lily revela que su padre le enviaba faxes cuando tenía 5 años en lugar de llamarla, cuando lo único que ella quería era escuchar la voz de su padre.
Pero eso no fue todo, su padre se divorció también en el 2008, como cuenta Vanity Fair, de la traductora Orianne Cevey, lo cuál le provocó a Lily un desorden alimenticio terrible. “No podía manejar el dolor y la confusión que rodearon el divorcio de mi padre, y estaba teniendo dificultades para equilibrar la adolescencia con la búsqueda de dos carreras adultas diferentes”.
Durante esa época ella luchó contra la bulimia y anorexia, y confesó que “muchas de mis inseguridades más profundas provienen de estos problemas con mi papá“. Fue su madre quien durante todo este tiempo la apoyó en su persecución por la carrera actoral, y Lily se negó rotundamente a que su padre llamara a algún productor, agente o director para catapultarla al estrellato.
Como ya se mencionó anteriormente, su ascenso fue lento, pero poco a poco se ganó la confianza de los productores más reconocidos que notaron su talento de inmediato. Al final, ella perdonó a su papá con un mensaje al final de la carta abierta con un perdón y hoy en día ambos mantienen una relación más saludable como padre e hija:
“Todos tomamos decisiones y, aunque no disculpo algunas de las suyas, al final del día no podemos reescribir el pasado. Estoy aprendiendo a aceptar tus acciones y a expresar cómo me hicieron sentir. Acepto y honro la tristeza y el enojo que sentí por las cosas que hizo o no hizo, hizo o no me dio“.