- Javier Cámara dejó su natal Rioja para convertirse en actor
- Lo que sabemos de la misteriosa familia del actor
- El riojano promociona la segunda temporada de “Rapa” en El Hormiguero
Con dos premios Goyá bajo el brazo y una medalla de oro en las Bellas Artes, Javier Cámara es uno de los actores españoles más reconocidos en la actualidad, no solo por sus importantes y variados papeles, sino también por una historia de superación que lo llevó de un pequeño y tradicional pueblo a brillar en el cine.
Inició como actor de teatro y luego dio un discreto paso por la televisión en la serie “¡Ay Señor, Señor!”, pero no sería hasta su rol como Rafi, el fanático de las armas que se robó las cámaras en ”Torrente: el brazo tonto de la ley” que llegaría al éxito.
Sin embargo, no solo la comedia sería el valor del artista, sino que la celeb de España se encuentra promocionando la segunda temporada de la serie “Rapa”, la cual llega a Movistar+ el próximo 15 de junio.
LA VIDA DE JAVIER CÁMARA EN UN PUEBLO PEQUEÑO Y TRADICIONAL
En conversación con Carlos del Amor en “La matemática del espejo”, el actor riojano reveló varios detalles personales, como la pérdida de su hermano, su orientación sexual o los momentos complicados que vivió en sus primeros años en la capital.
De hecho, el actor de 56 años admitió que le resultó muy difícil establecerse tras abandonar su natal Albelda de Iregua, el pequeño municipio de 4 mil habitantes en el que su futuro estaba trabajando en el campo y siendo parte de una sociedad conservadora.
“Todos mis amigos me hablaban de chicas y a mí me gustaban los chicos. Entonces, cuando eres adolescente, piensas que algo está mal y fuerzas la máquina para enamorarte de las chicas”, reconoció.
De hecho, estos primeros brotes de identidad sexual le costaron varios ataques, los cuales optó por ocultárselos a su familia y borrarlos de su memoria.
“Yo me estaba ahogando, quería irme de mi pueblo, no estar allí. No aguantaba un día más”, señaló.
LA MUERTE DE SU HERMANO Y SU RELACIÓN FAMILIAR
De acuerdo con el actor, fue más complicada la relación con su familia que con el exterior, pues su padre tenía un sueño para él e incluso ya había dispuesto lo que haría en su futuro, ante la negativa del pequeño Teodoro, el trato se volvió tenso.
“Él había preparado algo muy bonito, que era para él precioso, eran dos fincas chiquititas y él quería que yo siguiera”, recordó.
Para Cámara, la decisión de su padre se debió a la pérdida de su primer hijo, por lo que su padre dispuso el futuro de este sin consultarle.
“Su primer hijo falleció, luego están mis 2 hermanas y luego, 10 años después llegué yo, entonces claro, mi padre dijo: ¡A por este! A este le vamos a hacer agricultor”, explicó el actor, quien reveló que sus veces en el campo fueron muy malas, terminando con heridas.
La muerte de su hermano, años antes de que el actor llegara al mundo, marcó a sus padres, quien al igual que en el caso de Salvador Dalí, decidieron llamar a su nuevo hijo como el anterior.
“No lo he contado nunca, porque me da un poco de pudor, pero venga, lo voy a contar. Mi hermano tenía mi mismo nombre”, confesó.
Más allá de eso, Cámara no juzga la decisión de sus padres, pues era parte de seguir tras una terrible desgracia. “Tú no lo sabes. Me imagino que es la perspectiva de tus padres. O sea, primero pasa por el drama terrible y luego siguen adelante como pareja”, sentenció.
LA CARRERA COMO ACTOR
Los conflictos familiares se empezaron a reflejar en sus estudios. Bajas calificaciones, inasistencias y casi ninguna participación en las sesiones fueron el resultado de problemas emocionales y la represión de su identidad.
“Yo era un tipo en crisis con una adolescencia tardía y con bastantes conflictos con mi padre”, indicó, recordando que su padre buscaba que se dedicara al campo, al igual que sus otros familiares.
Ahí llegaría un maestro de escuela, quien buscando que el joven Javier se perdiera entre su muy bajo rendimiento e inquietudes artísticas poco exploradas, le aconsejó tomar un curso diferente a los tradicionales en su ciudad de La Rioja.
“¡No tenía ninguna vocación! Me ahogaba en Logroño y mi profesor de Historia me aconsejó que, como iba a repetir curso, no perdiera un año y me fuera a la Escuela de Arte Dramático de Madrid, donde solo pedían 2º de BUP”, contó.
Tras descubrir su vocación y al ver que había llegado a su techo en la localidad, lo siguiente que venía era dejar la ciudad, algo que hizo y de lo que no se arrepiente.
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