Unos cuantos meses después del final de “Jujutsu Kaisen”, Gege Akutami lanzó 16 páginas nuevas como epílogo del manga, aunque centrándose en unos pocos personajes de la serie - Yuko, Panda, Uraume y Nobara- para contar a grandes rasgos qué pasó con los hechiceros tras la batalla contra Sukuna.
Como tenía 16 páginas a su disposición, Akutami dedicó cuatro a cada uno de los supervivientes mencionados de la guerra y en el caso de Nobara, el cierre ha tenido relación con su familia, específicamente con su madre.
A pesar de haber desaparecido del manga durante cuatro años, y de incluso haber sido dada por muerta tras la batalla contra Mahito, Nobara Kugisaki reaparece en la recta final de “Jujutsu Kaisen” como el as bajo la manga para derrotar a Sukuna: la Resonancia de Nobara afecta superlativamente al ya maltrecho Rey de las maldiciones, tanto que Yuji y Megumi solo deben ultimarlo para vengar a cada hechicero caído en el combate.
Tras la pelea, Nobara recibe una carta que Satoru Gojo había dejado preparada, donde le informa que había localizado a su madre.
EL EPÍLOGO DE NOBARA
En sí, a Nobara no le interesa reencontrarse con su madre varios años después de que la abandonara y la dejara al cuidado de su abuela. Sin embargo, acepta verla para cumplir el último deseo de Gojo.
Una vez frente a frente, la actitud de Nobara no cambia. No puede perdonarla y parece que nunca lo hará.
A diferencia de ella, su madre parece feliz, además de satisfecha por los logros que ha conseguido la adolescente, por más que haya estado al borde de la muerte.
La madre de Nobara también fue hechicera, aunque, según sus propias palabras, no tenía talento. Solo que para la compañera de Yuji y Megumi, lo que le faltó fue talento como madre. Para Nobara, la mujer que tiene delante no ha dejado de ser la misma irresponsable de siempre, que se emborracha, seduce a hombres ricos y se aprovecha de los jóvenes. No la respeta. Pero tiene una razón más fuerte que Gojo para estar ahí.
Ante la incredulidad de su madre, Nobara saluda repentinamente a su abuela, cuya apariencia aterradora nubla por completo a la mujer. La esquivó durante años, pero eso se acabó. Tienen pendiente una larga conversación.
En suma, parece que Nobara nunca hará las paces con su madre. No obstante, al menos no se quedará con la espina clavada de gritarle a la cara lo que ha sentido desde que la dejó a un lado.