Benito Castro, un reconocido actor comediante de México, está viviendo los peores momento de su vida a causa de la pandemia por COVID-19. El hombre de 74 años ha confesado que se quedó sin trabajo, sin dinero y está en la banca rota.
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El histrión, quien ha desarrollado su carrera sobre todo en programas de Televisa y algunos en TV Azteca, confesó en entrevista con TVyNovelas que tiene muchas deudas que simplemente no puede pagar, ya que el poco dinero que tiene lo usa para comer.
Esta situación lo ha llevado a tomar drásticas decisiones para sobrevivir, pues el actor tuvo que sostenerse de la caridad y de milagro de personas que los han ayudado mucho durante estos meses de confinamiento.
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“Estuve sin dinero, con todas las deudas del mundo encima, porque las tarjetas se fueron al tope y hubo un momento en que obviamente no me autorizaron una compra más, y a vivir de la caridad y de milagro, fue muy difícil; no me da pena platicarlo porque no fue mi caso únicamente, mucha gente está sufriendo lo que yo padecí”, reveló.
¿POR QUÉ BENITO CASTRO FUE VETADO DE TELEVISA?
Cuando Benito Castro trabajaba con el fallecido Paco Stanley en Televisa, fue vetado por hablar de más. Gracias al conductor, quien intercedió por él, lo perdonaron. Junto a él vivió una de sus etapas más críticas pues cayó en el alcoholismo y las drogas. El actor comentó que solo se detuvo al sentirse cerca de la muerte.
BENITO CASTRO EN LA BANCA ROTA
Después de tantas tragedias, llegó la pandemia y con ella más desgracia para el comediante. Aunque regresó a trabajar el mes pasado a la obra de teatro A Oscuras Me Da Risa junto a varios actores, no ha podido liquidar sus pagos bancarios. Aunque ellos le insisten que pague, cuenta que les ha tratado de explicar que se quedó sin ingresos por meses.
Luego de ser cuestionado sobre lo más difícil que ha pasado durante la pandemia, declaró: “No poder cumplir con mis compromisos bancarios y tener que restringir muchas cosas en casa. Eso me afectó, y también la incertidumbre de qué va a pasar, de que no se enferme mi nietecito y, a su vez, me contagie a mí”.
Al hablar de sus deudas en el banco, dijo desesperado:
“Están en el aire. Se tienen que esperar para llegar a un arreglo, no tengo dinero para pagar. El poco dinero que tenía y lo poquito que me entraba lo utilicé para el bienestar de mi familia, no para quedar bien con los bancos y conservar mi crédito. Que me lleven ante el buró, que me amenacen, que me estén jod... y jod... todo el día por teléfono, me vale mad… Hay comida en mi refrigerador, y eso es lo único importante para mí”.
Reveló que “todo el día” recibe llamadas de cobranza, por lo que ha elegido no contestar a los números pues argumenta que solo lo estresan: “Estresarme a los 74 años equivale a atentar contra mi salud, contra mi vida, y entonces sí les voy a pagar pura ma... Si me muero ¡se jod...!”.
Incluso, entre las drásticas medidas que ha tomado para sobrevivir están el vender su motocicleta, el cual era su medio de transporte, pero aseguró que no fue para pagarles sino que la vendió “para que comiéramos mi nieto, mi hija y un servidor”.
Finalmente, el también cantante reveló cómo ha logrado salir adelante, luego de reconocer que había vivido de la caridad y no le daba pena admitirlo:
“Cobro mi pensión en la ANDA, mi jubilación a la ANDI y mis recibos de jubilación en la Sociedad de Autores y Compositores, que es de lo que he estado viviendo; haciendo esos tres bonchecitos, sale para ir al súper”.