La salida de Enrique de Sussex como miembro en activo de la Familia Real Británica ha traído consigo un problema para la reina Isabel II del Reino Unido. Pues resulta que el protocolo prohíbe que Harry vista el uniforme militar, pero sí podrá llevar sus medallas durante el funeral de su abuelo Felipe de Edimburgo, algo que inevitablemente hará que resalte por el resto de miembros.
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El protocolo puede acrecentar dos cosas que la Familia Real Británica quiere evitar: que la presencia de Enrique de Sussex distraiga la atención del funeral de su abuelo Felipe de Edimburgo, y que en su primer evento familiar desde la entrevista con Oprah luzca inferior en cuanto a títulos. Algo que podría agudizar las tensiones con su hermano Guillermo de Cambridge y su padre Carlos de Gales.
Para colmo, si Enrique de Sussex, de 36 años, asiste vestido de civil al funeral de su abuelo exmilitar, se le negaría el derecho a saludar militarmente al féretro porque tienen que llevar gorra militar para realizar el gesto. Para alguien que dedicó 10 años de su vida al Ejército del Reino Unido, y gran parte de su vida como miembro de la Familia Real Británica a trabajar por militares y veteranos, puede ser un golpe durísimo.
Pese al problema surgido, hay una solución, y está en la misma ley de 1984: “no será legal que ninguna persona que no sirva en las Fuerzas Militares de Su Majestad llevar el uniforme de ninguna de esas fuerzas sin el permiso de Su Majestad”. Algo que la reina Isabel II del Reino Unido puede autorizar cuando ella así lo crea conveniente. Y porque ya hay un precedente con Harry durante su boda real.
El otro problema, el cual suele también ser un dolor de cabeza, es mucho más sencillo de resolver para el protocolo: la lista de invitados estará cargada de honores, pero Harry no ha perdido el título de Su Alteza Real. Simplemente, acordó con su abuela que no lo usaría en su vida civil. Para esta ocasión, no habría demasiado problema en que a Harry se le invitase y nombrase formalmente con un tratamiento que sigue teniendo.