Tras dejar el Reino Unido, el príncipe Enrique de Sussex y su esposa Meghan de Sussex han establecido su nuevo hogar en una exclusiva zona de California, Estados Unidos, donde no han terminado de encontrar la tranquilidad que tanto anhelaban. A la irrupción de intrusos en su propiedad se ha sumado la aparición de restos humanos antiguos en las inmediaciones, pero ahora ha surgido un nuevo impasse.
Su mansión en la exclusiva zona de Montecito, en Santa Bárbara, se halla coincidentemente en unas tierras que en el pasado pertenecieron a la tribu indígena de los Chumash. La comunidad ha acusado a los duques de Sussex de usar un agua que ellos consideran sagrada para regar su extenso jardín.
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La mayor parte de la zona de Montecito cuenta con canales de agua subterráneos y fuentes termales que sus exclusivos vecinos algunas veces usan para abastecerse de agua. La líder de los Chumash, Eleanor Fishburn, ha señalado que ese agua se considera pura y se utiliza en ritos ceremoniales.
“Para nosotros esta agua es pura, bendita y ceremonial. Como población nativa, es sagrada para nosotros y la idea de que la gente de la zona esté usando esta agua de los manantiales para regar no nos hace ninguna gracia”, ha explicado Fishburn al periódico británico The Sun.
La líder también ha invitado a Enrique y Meghan a dialogar con ella y con otros miembros de la tribu Chumash para conocer más su historia y buscar alternativas para mantener su jardín en buen estado.