El próximo 29 de marzo, la familia real británica vivirá un momento emotivo, sobre todo Isabel II del Reino Unido, al asistir al servicio conmemorativo en honor a Felipe de Edimburgo. La reina se encuentra delicada de salud y según han revelado algunas fuentes al diario Daily Mail, el Palacio de Buckingham tiene un plan para que la fragilidad de Su Majestad no sea captada por las cámaras de la prensa.
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Hace poco se supo de que se había instalado un elevador doméstico para personas con movilidad reducida en el Castillo de Balmoral (residencia permanente de la reina) para que la monarca, que utiliza bastón desde el pasado octubre, pueda moverse libremente entre los pisos sin cansarse.
“Me han dicho que la reina ha cancelado algunos actos porque no quiere que la vean en silla de ruedas”, comentó el actor Christopher Biggins en GB News. Al parecer, la reina no tiene ninguna intención de mostrarse frágil. “Es una mujer orgullosa, siempre lo ha sido, de toda la vida. Es muy triste y de veras espero que pueda participar en las celebraciones del Jubileo. Es una reina maravillosa”, agregó Biggins.
El plan de Buckingham
También se confirma la existencia de un plan elaborado por los encargados de la Oficina de Protocolo del palacio de Buckingham para la misa conmemorativa por Felipe de Edimburgo que se realizará el próximo 29 de marzo y que la monarca no quiere perderse por nada del mundo.
Según han revelado fuentes allegadas a la familia real británica al Daily Mail, el plan es que la reina Isabel II sea trasladada en helicóptero desde el castillo de Windsor (donde se ha trasladado permanentemente) hasta el palacio de Buckingham para luego ser llevada a Westminster en auto.
El horario fijaría su llegada unos 15 minutos antes que los demás participantes para que pueda tomar asiento en la abadía de Westminster con precaución, tras recorrer tranquilamente el camino resguardado que se ha previsto para evitar exponer a la frágil soberana a los flashes de los fotógrafos.
La misa contará con la presencia de la familia real británica, con la excepción de Enrique de Sussex, y casi todas las casas reales europeas. La pandemia impidió la asistencia de los monarcas europeos y otros dignatarios al funeral por el duque de Edimburgo celebrado días después de su fallecimiento y sólo reunió a una treintena de personas, en su mayoría, miembros de la familia real británica.