Abril se convirtió en un mes difícil para la Familia Real Británica, pues las celebraciones se vieron empañadas por la muerte del príncipe Felipe de Edimburgo, quien falleció el pasado 9 de abril a los 99 años, desatando una profunda tristeza en la reina Isabel II del Reino Unido que estaba por cumplir 95 años. Ese mismo día su hijo Carlos de Gales cumplía 16 años de matrimonio con Camila de Cornualles y, 20 días después, se conmemora el décimo aniversario de los duques de Cambridge. Este 29 de abril, Guillermo de Cambridge y su esposa Catalina de Cambridge celebran su historia de amor y uno de los recuerdos más alegres de ese día son las bromas que hizo la monarca al ver el enorme pastel de la boda real.
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Su enlace se realizó en 2011 en la abadía de Westminster y así como llamó la atención el hermoso vestido de encaje de Kate Middleton, confeccionado por Sarah Burton de Alexander McQueen, quienes asistieron a la recepción en el Palacio de Buckingham quedaron maravillados con la torta que que la propia novia se encargó de guiar, en cuanto a decoración, a la experta pastelera Fiona Cairns. Los detalles de su elaboración y lo que sucedió mientras se armaba quedó registrado en el documental ‘The Day Will and Kate Got Married’, emitido el 7 de abril en Reino Unido.
En él se recordaron diversos acontecimientos de la boda real y se ofrecieron datos nunca antes revelados sobre lo sucedido entre los miembros de la realeza mientras se preparaban para la boda del príncipe Guillermo con Catalina.
Las bromas de Isabel II
El pastel de bodas tenía ocho pisos y fue preparado por Fiona Cairns en una combinación de colores crema y blanco con detalles de encaje, que resultó ser el mismo que utilizó Kate Middleton en su vestido.
La nueva integrante de la familia real británica fue quien estuvo detrás de cada detalle de su torta. La experta en pasteles trabajó en la idea desde febrero y aseguró que pasó algunas “noches sin dormir” previas al gran día.
Las furgonetas transportaron partes de la torta en 40 cajas desde la fábrica de Fiona hasta el Palacio de Buckingham, a unos 160 kilómetros de distancia en Londres. La fase final fue aún más exigente porque se dificultó el moverla de una habitación a otra y hasta tuvieron que quitar una puerta para acomodarlo, pues medía 1 metro.
Al ser entrevistada, Fiona Cairns recordó la preocupación que sintió al saber cómo reaccionaría la monarca: “me dijeron que Su Majestad entraría por la puerta en la parte superior de la Galería de Imágenes para charlar al mediodía, así que sin presión”.
“Cuando la reina vino a vernos, el pastel no estaba completamente terminado, recuerdo que dijo: ‘He oído que has estado desmontando mi casa’, y yo le dije: ‘Bueno, tuvimos que quitar una puerta de la habitación de abajo para que pasara el carro con el pastel. Pero al final se puso todo en su sitio, así que salió bien”, agregó la pastelera en el documental refiriéndose a Isabel II del Reino Unido.