Las revelaciones de Enrique de Sussex sobre la familia real británica en sus controvertidas memorias Spare: en la sombra continúan dando mucho que hablar. El príncipe Harry no solo ha contado las disputas que existen entre los miembros de la realeza británica, sino también da algunos detalles un poco más entrañable como este que cuenta del día de su 13 cumpleaños, el 15 de septiembre de 1997. La nostálgica historia ha conmovido a más de uno.
Diana de Gales había fallecido hacía dos semanas. El príncipe Harry procesaba aún la partida de su madre mientras regresaba a su internado de Ludgrove, en el condado de Berkshire. Cuenta que en esa época no tenía ganas de estar con nadie, que prefería pasar tiempo solo, “necesitaba espacio”.
A sus compañeros de internado no le dijo nada. Ellos tampoco le preguntaron, quizá “por miedo”, dice el príncipe Harry. El día de su cumpleaños, siguiendo la tradición de la escuela, organizaron una pequeña celebración en la que Enrique podía elegir los sabores de dos helados y pedir un deseo.
El regalo que Diana compró para Harry
Justo cuando iba a soplar las velas apareció su tía Sarah “por arte de magia” con un regalo. Lo abrió y descubrió que dentro había una Xbox, una consola que, según le contó su tía, Diana se “la había comprado antes del accidente”. Aquel regalo animó, al menos por un momento a Enrique de Sussex.
Los lectores pendientes de todo detalle han notado que Harry podría estar confundido porque la Xbox no salió a la venta hasta 2001. Es decir, cuatro años después del relato que cuenta. El príncipe aclaró que aunque esta historia ha aparecido en muchos relatos de su vida no sabe en realidad si es cierta.
“Mi padre me había contado que mamá se había hecho daño en la cabeza, pero a lo mejor era yo el que padecía una lesión cerebral. Como mecanismo de defensa, lo más probable es que mi memoria ya no registrara las cosas como antes”, explica.
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