La dramática historia del colombiano que estuvo 8 años preso en una cárcel de Tanzania. (Foto: Referencial / Pixabay)
La dramática historia del colombiano que estuvo 8 años preso en una cárcel de Tanzania. (Foto: Referencial / Pixabay)
Jorge Villanes

Un hombre originario de Colombia, que viajó a África para cumplir su sueño de conocer las playas de Tanzania, acabó preso en una de las peores cárceles del mundo. Andrés Felipe Ballestero compartió detalles de su terrible experiencia estando encerrado a miles de kilómetros de su país.

El sujeto aún desconoce el motivo por el que fue recluido en una prisión; sin embargo, indicó que se trataría de un hecho con el buscaron sacarle dinero. Asimismo, señala que en África no hay ningún respeto por los Derechos Humanos.

El medio informa que, ni bien llegó a Tanzania, Andrés fue abordado por la policía local. Lo peor era que, debido a la diferencia de idioma, no podía entender nada de lo que le decían.

Poco después fue llevado a una celda, donde uno de los oficiales le hizo una señal con el que le habrían dado a entender que debía pagar por su libertad.

“El primero que me habló me pidió plata para poder salir. Luego, llegó otro y me dijo que no era necesario pagar, que tranquilo. Entonces llegó otro más y como ya creí que no había que dar nada, dije que no”, recordó.

Su vida se volvió un infierno

Así, pasó siete días en un calabozo máximo para 25 presos en donde había más de 50. Tras ello, fue llevado a la cárcel de Keko, catalogada como la peor de Tanzania y una de las peores del mundo por su hacinamiento del 500 por ciento y por los maltratos de los guardias.

El hombre recuerda que durante su encierro se enfermó de malaria 17 veces y tifoidea 9. Debía dormir en colchones muy delgados y compartir espacio con otros presos. Si se levantaba en la noche para ir al baño inmediatamente perdía el lugar donde dormía. El intenso calor y los insectos empeoraban las cosas aún más.

De comer le daban todos los días lo mismo, una masa que nunca supo qué era y una sopa con 20 frijoles nadando en agua sucia.

Con la llegada de la pandemia, creyó que su hora de morir se acercaba. “Veía cómo otros reclusos morían y pensaba que era mi turno”, dijo.

Liberado

Al cumplir cinco años en la cárcel le dieron libertad, pero cuando estaba a punto de marcharse, inexplicablemente, lo volvieron a encerrar. Él no sabía lo que ocurría nuevamente y esto lo llevó a desmoronarse otra vez.

Sin embargo, la presión de los medios de comunicación de Colombia y de sus familiares llevaron al gobierno a intervenir. Acordaron que si se declaraba culpable tendría la opción de fianza.

Así, gracias al respaldo de su país, logró reunir los 25 mil dólares que le pedían para ser liberado.

El pasado 21 de octubre volvió a Colombia y se reunió con su familia. Lamentablemente, se enteró que su esposa había fallecido.

Aunque Andrés nunca supo por qué lo encerraron, sí está seguro de que el infierno que vivió en Tanzania cambió su vida para siempre.

“Aprendí a valorar hasta lo más mínimo, desde un grano de arroz hasta darle la mano a un policía que te pide documentos. De ese castigo de Dios aprendí a valorar a mi familia, a ser más cálido y, principalmente, a tratar con amor a todos. Con el amor y la unidad las vidas de muchos mejorará. Estoy seguro”, concluyó.

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