Agencia EFE

Bolsos Chanel, relojes G-Shock y zapatillas Gucci son algunos de los productos falsificados que se pueden comprar a través del comercio electrónico en el Sudeste Asiático, uno de los principales mercados de este negocio ilícito en el mundo.

Las autoridades de la región trabajan contrarreloj contra las redes de falsificaciones que, pese a sus esfuerzos, aún se encuentran de manera habitual en mercadillos y tiendas y de forma creciente en internet.

Una búsqueda de "zapatillas de Balenciaga" en el portal de comercio electrónico Lazada, propiedad del gigante asiático Alibaba, arroja más de 2.000 resultados con falsificaciones desde unos 14 dólares (unos 12,80 euros) al cambio en Tailandia, Filipinas o Vietnam, cuando las originales cuestan alrededor de 900 dólares (800 euros).

En Indonesia, donde las falsificaciones causaron unas pérdidas de 4.350 millones de dólares a la economía en 2014, los productos de imitación se pueden encontrar en Tokopedia y Bukalapak, las principales plataformas de comercio en línea en el país.

DESDE BOLSOS LOUIS VUITTON A MEDICAMENTOS FALSOS

Productos de Louis Vuitton, gorras Nike y hasta medicamentos falsos se venden también en redes sociales como Facebook y en mercadillos callejeros como el de Patpong, una calle de Bangkok jalonada por bares de alterne donde las trabajadoras del sexo bailan sobre tarimas.

Aunque la mayor parte de las falsificaciones proceden de China, los países del sureste de Asia también son un centro importante de fabricación y tránsito de falsificaciones, incluidos imitaciones de medicamentos, cosméticos y juguetes que suponen un peligro para la salud.

En un informe publicado el pasado abril, la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) estimó que las falsificaciones, excluyendo las medicinas falsas, generan unos beneficios anuales de aproximadamente entre 33.800 y 35.900 millones de dólares (entre 30.400 y 32.200 millones de euros) en el Sudeste Asiático.

FALSIFICACIONES EN EL CENTRO COMERCIAL

En un acto contra las falsificaciones celebrado el mes pasado en el centro comercial MBK de Bangkok, el director del Departamento de la Propiedad Intelectual, Thosapone Dunsuputra, destacó los avances realizados por su Gobierno.

Thosapone aseguró que han intensificado las medidas policiales y legales e incrementado la colaboración con empresas como Lazada y Facebook para mejorar la protección de la propiedad intelectual.

Así, las autoridades tailandesas destruyeron el pasado septiembre más de 10 millones de productos falsos incautados en 2018, incluidos 9 millones de cigarrillos, bolsos, ropa, móviles, DVD, gafas y cosméticos.

"Solíamos tener más de diez mercados notorios (con falsificaciones) en Tailandia, pero ahora han bajado a uno o dos. Así que, a nuestro parecer, (la situación) debe de ser mejor que antes", indicó Thosapone a Efe.

"MBK solía estar en la lista de los mercados notorios (de productos falsos), pero ahora no lo está", agregó.

Sin embargo, un par de plantas más abajo en el mismo centro comercial todavía se encuentran numerosos puestos con camisetas, zapatillas y gorras falsas.

"Sí, es una copia", afirma una vendedora señalando una camiseta de la marca Supreme, antes de añadir que es una copia de máxima calidad A, a pocos metros de donde también se venden DVD y relojes falsificados.

PÉRDIDAS MILLONARIAS PARA EL COMERCIO

En la UE, se estima que el 6,8 % de todas las importaciones desde terceros países consiste en productos falsificados y pirateados, con un valor de hasta 121.000 millones, según datos publicados por Bruselas el pasado marzo.

La UE cuenta con dos proyectos de cooperación en el Sudeste Asiático para el fortalecimiento de la propiedad intelectual e industrial.

Tiago Guerreiro, representante de la Oficina de la Propiedad Intelectual de la UE (EUIPO, siglas en inglés) en Bangkok, indicó a Efe que más países en la región reconocen la importancia de la propiedad intelectual para la economía que antes, aunque todavía deben mejorar en aspectos como los controles aduaneros y la prevención.

El tráfico internacional de falsificaciones, que ha aumentado en los últimos años, representa el 3,3 % del comercio mundial con importantes centros de producción y tránsito en países como Argentina, Chile, China, Indonesia, Rusia, Suiza, Turquía, Ucrania y Venezuela, entre otros.

FALTA DE CONCIENCIACIÓN

La concienciación contra las falsificaciones o las descargas ilegales en internet, también muy extendidas en el Sudeste Asiático, es otra asignatura pendiente.

En el mercadillo de Patpong, los turistas pasean a lo largo de numerosos puestos con falsificaciones de todo tipo, mientras dentro de los locales cercanos jóvenes tailandesas ofrecen sus servicios sexuales a los clientes.

“Compré un bolso (falso) para una amiga”, reconoce a la salida de este mercado una turista checa, quien confiesa que le preocupan los medicamentos falsos, pero no tanto en el caso de la ropa o los complementos.

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