La pandemia de Covid-19 obligó a varias personas a reinventarse después de perder sus trabajos, y ver la forma de ganarse la vida en rubros diferentes a los que estaban acostumbrados. Sin embargo, para un anciano de 74 años de México, llamado Francisco Sánchez B., el trabajo que desempeña desde 2019 como repartidor a pie de una conocida aplicación de delivery de comida, no solo le sirve para subsistir, sino también para cuidar su salud.
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Una reciente foto suya que lo muestra reposando su cabeza contra la mochila de entregas que carga sobre sus rodillas mientras viaja sentado en el metro se hizo viral en redes sociales e hizo que más de uno se interesara por su historia, sin imaginar que esta es la segunda vez que Don Panchito —como lo conocen en los restaurantes de Zona Rosa, a la altura de la calle Génova, en la Colonia Juárez de Ciudad de México— acapara la atención de los internautas.
En entrevista con el diario mexicano Milenio, el septuagenario confiesa que el principal motivo por el que escogió incursionar en esta labor fue para seguir la recomendación de su médico, pues necesita caminar y hacer ejercicio para evitar la diabetes. “A mí no me gusta estar en mi casa, dormía todo el día y me la pasaba sentado, por eso empecé a subir de peso”, contó el otrora preparador de atletas de alto rendimiento.
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Por más de 50 años fue, de acuerdo a sus propias palabras, “el mejor entrenador de natación”, hasta el día que optó por retirarse; sin embargo, acostumbrado al arduo estilo de vida que llevaba poniendo en forma a sus dirigidos, Don Panchito afirma que decidió registrarse como repartidor de Uber Eats para mantenerse activo, pero a diferencia de sus compañeros que usan motos o bicicletas, él hace sus entregas caminando.
Desde hace dos años el adulto mayor cumple con los pedidos que recibe a través de la mencionada aplicación, pero debido a una falla en la plataforma se le dio de baja y una amiga le ayudó a inscribirse en Rappi, trabajando en paralelo para ambas empresas. Justamente, cuando estaba camino a entregar uno, fue fotografiado tomando una siesta en los vagones del Metro, servicio de transporte que hace sus trayectos más cortos.
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Este abnegado padre de familia asegura que, desde que se convirtió en repartidor, su estado de salud mejoró notablemente, permitiéndole superar algunas de las enfermedades que lo aquejaban y que ahora se siente muy bien. Siempre llevando puesta la mascarilla y con gel antibacterial a la mano, Don Panchito departe con algunos colegas mucho más jóvenes que él entre entrega y entrega, demostrándoles que la edad es solo un número.
Si bien la tecnología no es lo suyo, este caminante empedernido sabe lo básico sobre el uso de las aplicaciones en su smartphone y pide ayuda a sus compañeros cuando lo necesita, siguiendo la ruta que traza el GPS de la aplicación y procurando siempre que sus pedidos no excedan de los 60 minutos de trayecto a paso acelerado para cumplirlas sin problemas. “Empecé por salud, pero después uno dice: bueno, un dinerito más no cae mal”, bromeó.
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El fruto de su esfuerzo se ve plenamente reflejado en su tasa de satisfacción en Uber Eats, por ejemplo, que es de 98 % y con más de 3 mil entregas hechas. “Me gusta servir todavía a mi edad que tengo”, es la descripción que aparece en su perfil correspondiente a la categoría Oro. Como mencionamos antes, en más de una ocasión tras la primera vez que se hizo viral, varios se le han acercado para ofrecerle alguna clase de ayuda que, si bien declinaba aceptarla en un principio diciendo que solo lo hacía para distraerse, ahora no tiene reparos en hacerlo.
“Les agradezco a toda la gente que me ha hablado y a todos los que me han buscado por todo su apoyo que quieran darme”, se le oye decir al septuagenario —que en una buena semana puede ganar hasta mil pesos (casi 50 dólares), pero últimamente no ha podido ni llegar a los 100 pesos— en un video publicado el pasado 25 de enero en YouTube, en el que además menciona su número de cuenta del banco Banorte en caso alguien desee apoyarlo económicamente.