HISTORIA VIRAL: conoce la pequeña ciudad de Virginia Occidental en donde el Wi-Fi y los celulares están prohibidos. (Foto: Green Bank Observatory / Facebook)
HISTORIA VIRAL: conoce la pequeña ciudad de Virginia Occidental en donde el Wi-Fi y los celulares están prohibidos. (Foto: Green Bank Observatory / Facebook)
Redacción MAG US

Si te acercas a la pequeña ciudad de Green Bank, en Virginia Occidental, , notarás la presencia de varias señales que advierten que estás ingresando a la “Zona Silenciosa”, un área en donde los teléfonos y la conexión Wi-Fi están totalmente prohibidos. Este pueblo es uno de los pocos lugares en el mundo en donde la gente no está conectada las 24 horas del día, convirtiéndose en un refugio para aquellos que buscan escapar del bullicio del mundo moderno y para personas ‘electrosensibles’ que creen sufrir síntomas causados por el uso de aparatos electrónicos.

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El motivo de este “silencio” electrónico, informa el medio Daily Mail, se debe a las enormes antenas parabólicas de Green Bank, incluida el radiotelescopio orientable más grande del mundo, el telescopio Robert C. Byrd Green Bank. Cualquier objeto o actividad que interfieran con su uso están terminantemente prohibidos.

Ahora, un nuevo documental titulado “Small Town Universe” y un libro titulado “The Quiet Zone” exploran esta ciudad y sus misterios, incluyendo rumores sobre supuestos secretos de los que muy pocas personas saben.

La directora de la película, Katie Dellamaggiore, decidió llevar a cabo el proyecto después del nacimiento de su segundo hijo y darse cuenta de que dependía demasiado de su celular para mantenerse en contacto con sus amigos.

“Hice lo que todos hacemos y busqué en Google: ‘¿Existe una ciudad sin teléfonos celulares?’, Y así es como descubrí Green Bank, Virginia Occidental”, declaró. “El estilo de vida único y desconectado de la ciudad me llamó inmediatamente la atención”.

Tras empezar a investigar, notó que los residentes de esta pequeña ciudad de los Apalaches compartían una conexión muy profunda, unidos por la búsqueda del conocimiento científico.

Los telescopios de Green Bank están ubicados en un valle de cuatro millas, rodeado por montañas de 4.800 pies que crean una barrera natural contra el “ruido” del mundo exterior.

Es ilegal operar cualquier equipo eléctrico que cause interferencias con los telescopios, con multas estatales que rondan los 50 dólares por infracción.

Green Bank, el hogar de muchas personas que se sienten afectadas por la radiación electromagnética

Dentro de la “Zona Silenciosa”, que abarca un área de 13.000 millas cuadradas, algunos dispositivos electrónicos están permitidos, pero en Green Bank están prohibidos el Wi-Fi y los teléfonos móviles. Incluso las unidades de aire acondicionado y los microondas deben estar protegidos.

Esta área también alberga el búnker Greenbrier, construido para proteger al Congreso en caso de una guerra nuclear, y los rumores locales hablan de otros secretos, desde silos de misiles hasta sitios de la CIA y extraterrestres capturados.

Stephen Kurczy, autor de “The Quiet Zone”, comentó que, además del observatorio, la “Zona Silenciosa” también protege un puesto de escucha ultrasecreto de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) en Sugar Grove, Virginia Occidental.

Durante las últimas décadas, Green Bank se ha convertido en un refugio para personas “que creen que están afectadas por la radiación electromagnética”, afirma Kurczy.

De hecho, Dellamaggiore entrevista en su película a Sue Howard, una mujer de 56 años que sufre de hipersensibilidad electromagnética (EHS), un síndrome que, aunque no está científicamente reconocido, causa suficiente dolor para queuna persona viva aislada en una habitación protegida por radiofrecuencia.

Sue descubrió Green Bank y encontró allí una nueva forma de vida sin las molestias que la tecnología inalámbrica le causaba; sin embargo, la tranquilidad del pueblo podría estar en peligro, ya que los locales piden más acceso a la tecnología moderna.

Estas diferencias han generado conflictos y una creciente dificultad para hacer cumplir las reglas, particularmente en torno al Wi-Fi en las casas.

“Si bien entiendo el deseo de acceso a la tecnología común, es desalentador pensar que una de las últimas zonas silenciosas intencionales pronto se convertirá en una cosa del pasado”, señaló Dellamaggiore.

“Deberíamos esforzarnos por preservar este lugar único en la Tierra”, concluyó.

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