Paúl Pizaña Valenzuela era un doctor mexicano de 28 años que, como muchos otros de sus colegas, había contraído COVID-19 mientras cuidaba a alguien. En su caso era su hermana, quien se encontraba hospitalizada en un nosocomio de Chihuahua, México, por la misma enfermedad.
MÁS INFORMACIÓN: Las fotos que le tomaron a un perro en su fiesta de cumpleaños alborotan las redes
Tras confirmarse que tenía el virus, en noviembre del año pasado, él intentó recuperarse por sí mismo mediante nebulizaciones y administrándose medicamentos. Lamentablemente, su estado empeoró y poco antes de que terminase el mes fue internado.
Con el pasar de las semanas, la condición del médico mejoró notablemente. Fue por ello que sus colegas determinaron que podía seguir su tratamiento en casa, para alegría de sus padres, Nancy y Arturo.
MÁS INFORMACIÓN: Despistado policía entra al baño de una tienda y deja su arma colgada en el gancho de la puerta
PARO CARDIACO
El día 15 de febrero, Paúl presentó un paro cardiaco ocasionado por las secuelas del COVID-19. Tal evento se dio durante un apagón general, algo que afectó la respuesta de los servicios de emergencia.
“Llamamos al 911 (línea de emergencia), no contestaban ni nos daban respuesta (...) cuando por fin nos contestan, la operadora nos comienza a inundar con preguntas (...) La respuesta de la operadora fue que no había disponible ninguna ambulancia”, dijo Nancy a El Diario de Chihuahua.
Los padres del galeno buscaron otro servicio de traslado, pero no lograron nada en concreto. Fue así que Arturo salió a la calle pidiendo cualquier ayuda. Esto no tuvo resultado y Paúl perdió la pelea.
“Ya lo único que les queremos decir a las autoridades es que no se vuelva a repetir este tipo de cosas porque se ha perdido una valiosa vida”, mencionó Arturo con voz entrecortada.