El pintor Dmitry Bondarenko no escuchó que su cuaderno de bocetos, que contenía una década de trabajo, cayó al suelo detrás de él después de que se salió de la canasta en la parte trasera de su bicicleta. Este artista que reside en Toronto, Canadá, había perdido el trabajo de diez años. Su misión ahora sería recuperarlo. Esta es la historia con final feliz que se hizo viral en las redes sociales.
Era el viernes 15 de julio y el instructor de la Universidad OCAD iba en bicicleta desde Gerrard Street y Broadview Avenue hasta Scarborough Bluffs, en Toronto, Canadá, para reunirse con un amigo para pintar. El cuaderno negro de tapa dura había estado con Bondarenko desde que dejó su natal Rusia.
“Tenía un valor sentimental particular porque hay cosas que están pintadas allí a las que no creo que vuelva a tener acceso en mi vida”, dijo Bondarenko, quien emigró de la URSS cuando era niño. Sus padres son rusos y ucranianos.
El cuaderno medía alrededor de cinco por siete pulgadas, y Bondarenko lo consideraba un caballo de batalla. Lo usó para aumentar su confianza con el acrílico y el gouache y para descubrir cómo enseñar pintura a los estudiantes de OCAD y Seneca College.
Contenía un retrato de un amigo, un autorretrato y bodegones, incluidos recuerdos del Ejército Rojo pertenecientes a su bisabuelo. “Me di cuenta de su peso cuando ya no estaba, de lo precioso que es”, dijo Bondarenko, de 40 años, a The Star.
Bondarenko pensó que las posibilidades de que encontraran y devolvieran el cuaderno eran pocas, pero tenía que intentarlo. Volvió sobre sus pasos, sin éxito. Imprimió y colocó 70 volantes a lo largo del camino que tomó hacia Bluffs. Se registró en los servicios de parques de Beach y Scarborough.
AYUDA DE LAS REDES SOCIALES
El miércoles por la noche publicó su historia en la página de Facebook “Weird Toronto“, dedicada a sucesos inusuales en la ciudad.
“Normalmente, lo dejaría pasar, pero este libro fue diferente”, escribió en su publicación. “Algunas pérdidas y errores simplemente duelen más que otros, y necesito intentar encontrar este libro”. Le pidió a la gente que compartiera la publicación, y lo hicieron.
Tomó apenas dos días para que alguien le respondiera. Alguien en Weird Toronto contestó al mensaje de Bondarenko en el grupo de Facebook y dijo que había hallado el cuaderno de bocetos.
Chris Ellam, de 75 años, iba en bicicleta por la ciclovía junto a Lake Shore Boulevard East cuando vio algo obstruyendo el camino.
“Pensé, oh Dios mío, alguien volvió a poner basura en el carril bici”, dijo Ellam. El libro estaba envuelto con una banda; no le llevó mucho tiempo darse cuenta de que sería precioso para el propietario, lleno como estaba de impresionantes obras de arte. Pero no había nombre ni número de teléfono.
Ellam, extrabajadora social de la escuela secundaria, fue una vez estudiante de arte y arquitectura. “¿Cómo alguien perdió esto?”, ella pensó. “Estaba asombrada”.
Ellam no quería dejarlo en el camino ni colgarlo de un árbol, lo que a veces hace la gente cuando encuentra objetos perdidos. Sintió que necesitaba ser protegido de la lluvia. Lo llevo consigo a su casa.
“No estaba conforme con eso en mi casa”, dijo Ellam. Buscó en el libro información de identificación y no encontró ninguna. Lo comparó con encontrar la Piedra de Rosetta y no saber cómo descifrarla. Le cautivó la calidad de las pinturas.
Luego vio la publicación en la página de Facebook. Un relevo de extraños lo puso en contacto con Bondarenko. Se encontraron el viernes por la mañana. Ellam rechazó cualquier recompensa.
“Mi recompensa es tu felicidad”, le dijo a Bondarenko. “Y luego lo sermoneé como un anciano”, dijo Ellam. “Le dije: ‘¡Pon tu nombre y número en él!’”.
Fue un acto bienvenido de buena voluntad y humanidad en una ciudad donde la civilidad a veces parece escasa. “Fue una experiencia muy humilde”, dijo Bondarenko.
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