El miércoles 13 de enero, Rogelia Blanco, una residente de 85 años de un asilo del municipio de Jove (España), fue declarada muerta. La lamentable pérdida fue comunicada a su familia y sus cuidadores; sin embargo, diez días después de su supuesto fallecimiento, la anciana apareció en la puerta de su residencia, reportaron medios locales.
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Todo empezó el pasado 29 de diciembre, cuando un brote de COVID-19 afectó a once residentes del hogar de ancianos San Bartolomeu. Entre los infectados se encontraban Rogelia y Concepción, otra mujer que vive junto a la protagonista de esta insólita historia, reportó el periódico El Español.
Ambas ancianas fueron trasladadas en ambulancia el mismo día al centro de Pereiro de Aguiar (Ourense) para tratar sus dolencias causadas por la enfermedad. Cuando llegaron al lugar, Rogelia y Concepción fueron asignadas a la misma habitación, pero por un descuido lo hicieron con las identificaciones erróneas. Concepción ingresó como Rogelia y viceversa. Ambas sufren un grave deterioro cognitivo y no se percataron del hecho.
Los días pasaron y, lamentablemente, Concepción falleció, pero debido a la confusión dieron por muerta a Rogelia. Es así que se informó a su familia sobre su pérdida y al día siguiente se realizó su funeral. Su ataúd tuvo que permanecer cerrado al tratarse de una víctima de coronavirus. Todo esto ocurría mientras Rogelia evolucionaba favorablemente de su enfermedad, sin saber todo lo que pasaba ni que su familia la lloraba.
Diez días de su “muerte”, Rogelia apareció en la puerta de su hogar ubicado en Jove tomando por sorpresa a todos en la residencia. Debido a la confusión, todos esperaban recibir a Concepción, pero apareció Rogelia, quien supuestamente había sido enterrada hace ya varios días. Una vez comprobado el error, se informó a las familias afectadas y se ofrecieron las disculpas pertinentes.
Tras este suceso, los responsables han asegurado que reforzarán sus protocolos de identificación y harán un constante seguimiento para evitar que se repita.