“El día de tu muerte sucederá que lo que tú posees en este mundo pasará a manos de otra persona. Pero lo que tú eres será tuyo por siempre”. Esta frase del escritor, clérigo y docente estadounidense Henry van Dyke que nos hace ver lo banal de la codicia y el apego a los bienes materiales; no aplicó en el caso de un hombre en Baja California Sur, México. Él tuvo como última voluntad ser enterrado con su camioneta, y su deseo se cumplió cuando la hora final llegó a su vida.
Si bien es común que en su lecho de muerte la gente aborde el tema sobre cómo les gustaría que se celebre su sepelio, existen personas que piden –en caso de no elegir la opción de ser cremados y que sus cenizas sean esparcidas en un determinado lugar– que coloquen algunas de sus posesiones más preciadas en su ataúd al momento de sepultarlos, tales como prendas de vestir, cartas, alhajas, peluches, instrumentos musicales y un largo etcétera.
Pero para Adán Arana, considerado por sus congéneres como uno de los pioneros de la pesca en el municipio de Comondú, el objeto que pidió para que lo acompañe en el descanso eterno fue su adorada camioneta pickup. Su insólita petición captó la atención de propios y extraños que se congregaron el pasado 4 de noviembre en la que se convirtió en su última morada ubicada en el panteón de Puerto San Carlos, reportó el diario El Universal de México.
Un entierro sin precedentes
En cumplimiento de su última voluntad, los deudos de Adán Arana bajaron con ayuda de una grúa la camioneta de color negro, que a su vez llevaba el ataúd en su parte posterior. Algunas versiones sostienen que el vehículo en cuestión fue un regalo que el empresario pesquero recibió por parte de su hijo poco antes de morir y, al no poder disfrutarlo por mucho tiempo debido a la enfermedad que padecía, pidió ser enterrado junto con él.
Las imágenes del inusual hecho que se volvieron viral en las redes sociales fueron compartidas por Fany Arana a través de sus historias de Facebook, quien también publicó un breve video en el que se escucha la tradicional música que suele tocarse en este tipo de exequias y las voces de varias personas impresionadas por lo que acababan de ser testigos mientras la pick up descendía lentamente por el nicho de considerable profundidad.
Deudos no tenían autorización
Enterados del insólito hecho, desde el municipio de Comondú indicaron que no tenía conocimiento de lo acontecido en el sepelio de Adán Arana. El delegado municipal Francisco Tovar dijo que se harán las investigaciones correspondientes ya que, si bien en el mencionado panteón se acostumbra tener terrenos de amplia extensión, el hecho de no haber dado aviso podría hacer que la familia enfrente una multa por infringir las normas sanitarias.
Mientras se resuelve este entuerto, en las redes sociales los internautas tuvieron toda clase de perspectivas diferentes. Si bien algunos no vieron mal que la familia del fallecido cumpliera su última voluntad y pidieron que lo dejen descansar en paz, otros no pudieron ocultar su asombro y lo compararon con un faraón por partir al más allá con todas sus posesiones, al tiempo que coincidieron que cuando uno muere, nada se lleva.