Pese a que ya se inició el proceso de vacunación contra el COVID-19 en varios países del mundo, inmunizar a millones de personas será una tarea sin precedentes por parte del personal sanitario, porque en muchos casos las condiciones son difíciles para lograrlo. Incluso, hay personas que han hecho hasta lo imposible para poder conseguir ser vacunado y estar un poco más tranquilos.
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En los países donde ya empezó, los adultos mayores son quienes tienen la prioridad para recibir la dosis contra el coronavirus. Sin embargo, hay abuelos que han tenido que ingeniárselas para ser vacunados, como ocurrió con Fran Goldman, una mujer de 90 años que tuvo que caminar casi 10 kilómetros en la nieve de la ciudad de Seattle, Estados Unidos, para llegar a su cita con la vacuna.
“He estado llamando para obtener una cita en cualquier lugar, todas las mañanas, todas las tardes y hasta por las noches”, contó Fran a The Seattle Times. Después de buscar con ayuda de su hija, logró conseguir una cita en el Seattle Children’s Hospital. Ahí le programaron un turno para el domingo a las 9:10 am, sin embargo, no sabía que se presentaría una nevada para ese momento.
Al despertar esa mañana del domingo con varios centímetros de nieve en la fachada de su hogar no lo pensó dos veces y comenzó a planificar cómo iba a llegar hasta el hospital. Aunque su teléfono le señalaba que serían 3 millas de caminata (casi 5 kilómetros) de ida y luego la misma cantidad de regreso, el viaje se hizo eterno y difícil por las bajas temperaturas y la nieve que lo cubría todo.
Un día antes hizo un tercio del recorrido para asegurarse que era capaz y en esa prueba tuvo la convicción de que llegaría al hospital. El domingo emprendió su viaje hasta la vacuna. “No fue fácil, fue un desafío”, indicó. Y aunque todo estaba congelado, se podía caminar con dificultad y los autos se les hacía imposible transitar, Fran solo llegó 5 minutos tarde a su cita, lo cual fue toda una hazaña.
“Sabía qué tan lejos estaba, sabía cuánto tiempo me llevaría. Si hubiera sido más corto, hubiera sido más feliz. Pero lo logré”, concluyó Fran. Ahora podrá vivir un poco más tranquila con la dosis que recibió.