El amor y la compasión pueden hacer lo impensable posible en momentos difíciles. Esta es la conmovedora historia de Susan Kahn, una madre que, mientras enfrentaba sus últimos momentos debido a un cáncer de páncreas terminal, recibió un regalo que jamás imaginó: ver la graduación de su hija desde su habitación de hospital.
Todo comenzó en 2013 cuando a Susan Kahn, hermana de Janet Kahn-Scolaro, le diagnosticaron un cáncer de páncreas terminal. Un año después, en 2014, Susan fue internada en un hospital en Bronxville, Nueva York. En medio de la batalla contra la enfermedad, Susan mantenía un sueño que parecía cada vez más inalcanzable: asistir a la ceremonia de graduación de su hija, Ruth Ferree. Pero el destino tenía otros planes, y pronto quedó claro que Susan no podría abandonar el hospital para vivir ese momento tan especial.
Un acto de amor y solidaridad: el plan del hospital para recrear la graduación
La salud de Susan se deterioraba rápidamente, y con ello, las esperanzas de ver a su hija caminar por el escenario de su graduación se desvanecían. Sin embargo, un grupo de personas decididas a hacer la diferencia se unió para cambiar el rumbo de esta historia. Amigos y el personal del hospital idearon un plan audaz: llevar la graduación hasta la cama de Susan.
“Nos dimos cuenta de que mi hermana probablemente no llegaría a la graduación de su hija”, recordó Janet Kahn-Scolaro. Lo que vino después fue un acto de empatía y humanidad pocas veces visto en un entorno hospitalario. El personal del hospital, junto con amigos y familiares, recreó la ceremonia de graduación en la habitación de Susan, haciendo posible lo imposible.
La ceremonia que lo cambió todo: un momento inolvidable
Una semana antes de la graduación oficial, la habitación de Susan se transformó en un escenario improvisado de celebración. Decenas de personas, incluidos el director de la escuela de Ruth, maestros, el superintendente y otros estudiantes, se reunieron para ser parte de este momento único. Ruth, con su toga y birrete, recibió su diploma frente a la mirada orgullosa y emocionada de su madre.
El personal del hospital no dejó ningún detalle al azar. Prepararon una recepción en una sala contigua, con bocadillos y bebidas, emulando la tradicional celebración que sigue a una graduación. “Tal como sería en una graduación típica”, recordó Janet.
“Al principio pensé que no podría soportar estar allí y ver que esto sucediera frente a mí”, confesó Janet. “Pero me di cuenta de que el personal del hospital nos estaba dando el mejor regalo que jamás haya existido”. Ese día, la fortaleza y el amor se hicieron presentes, permitiendo a Susan experimentar un último acto de felicidad junto a su hija.
Un legado de amor y gratitud que perdura en el tiempo
Pocos días después, el 9 de junio de 2014, Susan Kahn falleció, pero lo hizo con la paz de haber visto a su hija graduarse y dar el primer paso hacia su futuro. Ruth Ferree, impulsada por la fuerza y el amor de su madre, continuó su camino y se graduó en el Skidmore College de Nueva York. Hoy, trabaja como técnica de emergencias médicas, llevando consigo el legado de compasión y determinación que su madre le dejó.
Para Janet, esta experiencia no solo marcó el final de una etapa en la vida de su hermana, sino que también dejó una profunda huella de gratitud hacia los profesionales de la salud que hicieron todo lo posible para hacer ese momento realidad. “No estoy segura de que la administración o el personal del hospital pudieran comprender lo que significaba para mi familia darle este regalo a mi hermana y a su hija”, expresó Janet. “Pero les estaré eternamente agradecida”.
Periodista. Estudió Comunicación en la Universidad de Lima. Diez años de experiencia en medios digitales. Actualmente se desempeña como redactor del Núcleo de Audiencias de El Comercio.