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Tia Powell caminaba por un parque ubicado cerca de su hogar en Virginia, en Estados Unidos, cuando algo llamó su atención: una ardilla, que se encontraba parada en medio del camino. Creyendo que no era nada importante, prosiguió con su camino pero el roedor tenía otros planes.
“Corrió hacia mí y me agarró de los pantalones”, dijo Powell al portal animalista The Dodo. “Quedé impactada y sin palabras”, agregó la mujer que, alarmada por su valentía, intentó ahuyentar sin éxito a la ardilla y solo provocó que esta persistiera en su misión de hacer que se detuviera.
“Ella volvió hacia mí. Algo dentro de mí me dijo que fuera a echar un vistazo, así que me detuve y la presté toda mi atención”, precisó Powell. Su decisión probó ser la correcta ya que el animal comenzó a correr, guiándola hacia un sendero en el que había alguien más esperándolos.
“Se trataba de una de sus crías que tenía una pata lastimada”, comentó la mujer que, insegura de qué hacer, decidió levantar a la ardilla bebé y llevarla a un lugar seguro en el acto. “La mamá ardilla parecía feliz de que la haya ayudado así que después de realizar mi buena acción, continué con lo que hacía”, añadió.
Pero grande fue la sorpresa de Powell al voltear y descubrir que tanto la mamá ardilla como su cría comenzaron a seguirla. La mujer nuevamente detuvo su marcha y se dio cuenta de que los roedores necesitan más ayuda de la que les había provisto ya que muy cerca de ellos, un gato negro con aparentes malas intenciones merodeaba por el lugar.
“Ahuyenté al gato”, dijo Powell, que cree que la lesión de la ardilla bebé no era de cuidado pero que la había ralentizado lo suficiente como para convertirse en un blanco potencial de cualquier depredador. Fue así que la buena samaritana decidió buscar ayuda de la policía y de un experto en vida silvestre.
Las partes involucradas decidieron que lo mejor era llevar a las ardillas a un terreno alto y pudieron reubicarlas en una zona del parque con gran cantidad de árboles, los cuales no dudaron en trepar casi de inmediato. “Ambos lucían muy felices”, dijo la mujer, que grabó el increíble momento con su celular y compartió el video en redes sociales como YouTube.
Las ardillas se encontraban en un lugar seguro donde la lesión de la cría podría sanar sin problemas. Unos día después, Powell volvió a visitarlas con sus propios hijos y tuvieron suerte de encontrárselas caminando por una rama. Un acto de bondad hacia un prójimo en apuros que no será olvidado por ninguno de ellos en lo que les resta de vida.