Mujer sostiene botella de perfume junto a la parte posterior de su cuello. (Foto: Pixabay)
Mujer sostiene botella de perfume junto a la parte posterior de su cuello. (Foto: Pixabay)
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Agencia DPA

Elegir una fragancia no es una tarea sencilla. No sólo por la enorme variedad de aromas que existe, sino también porque nuestro olfato tiene un límite y no puede estar horas en la tienda percibiendo las diferencias entre un perfume y otro.

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Los envases y los vendedores tienen múltiples descripciones para cada aroma. Hay perfumes suaves, calmos, otros vitales y entusiastas, otros florales, cítricos o embriagadoramente dulces. ¿Qué entendemos por todos estos adjetivos? ¿Y todos los percibimos del mismo modo? Cuando se trate de comprar una fragancia, lo ideal es guiarse por las siguientes pautas planteadas por los expertos:

1. Tipo de perfume

Existen distintos tipos de perfume: el perfume propiamente dicho, el eau de parfum y el eau de toilette. Todos son una combinación de aromas, alcohol y agua destilada. La diferencia está en la concentración.

Un perfume contiene entre un 15 y un 40 por ciento de sustancias aromáticas. A partir de un 20 por ciento ya se habla de un perfume puro o de un extracto de perfume, y como tal es de larga persistencia. El eau de parfum, en cambio, tiene una concentración de entre el 10 y el 14 por ciento de aceites aromáticos puros.

El próximo escalón está en el eau de toilette, que sólo contiene entre un 6 y un 8 por ciento, lo que hace que sea “notablemente más liviano y que se evapore más rápido que un eau de parfum”, explica Joachim Mensing, que lleva décadas trabajando en el área del aromaterapia y es psicólogo y asesor de la Asociación de Industrias de productos de cuidado personal y productos para el lavado de la ropa en Alemania.

Las colonias, también llamadas eau de Cologne, son incluso más livianas al contener entre un 3 y un 5 por ciento, mientras que las eau fraiche sólo llevan entre un 1 y un 3 por ciento. “Prácticamente todas las lociones para después del afeitado o aftershaves modernos, los jabones, desodorantes, los geles para la ducha o la bañera, tienen una concentración de aroma que se sitúa dentro de ese espectro”, dice Mensing.

2. Descripción del carácter y color del producto

Una buena fragancia combina bien con la personalidad de quien la lleva. O representa en determinados momentos nuestro ánimo y sentimiento, por eso hay quienes prefieren elegir una fragancia para cada situación. Las descripciones de los perfumes (por ejemplo, deportiva, dinámica, vital, liviana) pueden llegar a ayudar a elegir un aroma o a decidir cuáles queremos probar en la tienda.

Joachim Mensing recomienda poner en la balanza el color favorito de cada persona. Un rojo fuerte, un verde claro o un amarillo radiante remiten a un “deseo de experiencia” activo y dinámico. Esa línea suele verse reflejada en perfumes “de la familia de aromas frescos, verdes, cítricos”. En cambio, la preferencia por colores rosas combinados con blanco va más bien de la mano de un mapa de aromas suaves, sensibles, florales.

3. Reducir las opciones

Si uno huele muy rápidamente demasiadas fragancias, la nariz no llega a percibirlas en su totalidad, por eso se recomienda no oler más de dos o tres productos al visitar una tienda. “Uno va en la muñeca izquierda, el otro, en la derecha y tal vez uno más en la cara exterior de la mano”, aconseja Martina Ruppmann, directora ejecutiva de la Fragance Fundation de Alemania, que nuclea empresas de perfume y cosmética.

Probar las fragancias en una tirita de papel sólo es útil para tener una primera impresión. “Para la segunda impresión, la piel es decisiva, porque hace que los perfumes desplieguen una fragancia totalmente distinta”, dice Ruppmann. El único modo de saber cómo se desenvuelve una fragancia y si realmente nos agrada es probándola en la piel, ya que es necesario sentirla en combinación con el aroma propio de cada persona.

4. Probar más de una vez

Encontrar una nueva fragancia para uno mismo lleva tiempo. “No hay que decidirlo en forma inmediata, es necesario aguardar al menos 15 minutos”, recomienda Ruppmann.

¿Por qué? Porque los perfumes están compuestos de diversas notas que se van manifestando con el tiempo. Al probar la fragancia percibimos sobre todo la nota de cabeza, explica Mensing. Esto es así durante unos 15 minutos. “Luego aparece la nota del corazón, que puede manifestarse después de los 15 minutos y hasta dos horas. Y finalmente se percibe la base o la nota de fondo.”

Casi todos los perfumes se crean a partir de esa evolución de la fragancia, si bien también existen muchas fragancias lineales, señala el experto Mensing, en las que, por ejemplo, la nota de cabeza se siente más o menos presente desde el comienzo hasta que se perciba la de fondo.

Dónde se despliegan más las fragancias

Cuanta mayor la concentración de fragancia de un perfume, menor la dosis que precisamos aplicar. Joachim Mensing recomienda aplicarla siguiendo un movimiento muy básico: “Echar el perfume en el aire y caminar dentro de esa nube para que las partículas de perfume caigan sobre nosotros como un rocío desde el cielo.” De ese modo, uno sólo recibirá un halo. Otra alternativa sería aplicarlo en las muñecas o en el hueco de las rodillas.

Martin Ruppmann recomienda aplicar dosis muy pequeñas, “como máximo en la izquierda y la derecha del cuello; en el escote y en el cuello”. O en el cabello recién lavado. “Allí perdurará todo el día”, dice el experto. Es importante evitar frotar la zona una vez colocado el perfume, ya que eso podría aplastar las moléculas aromátias.

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