Hoy en día, el pescado, en todas sus formas, es un alimento imprescindible. Su consumo beneficia al organismo, sobre todo a la salud cardiovascular, y especialistas recomiendan incluirlo en nuestra rutina diaria de manera regular durante todo el año. Además, también aconsejan sustituir la carne roja por este alimento cargado de vitamina D para evitar enfermedades.
Sin embargo, a veces intentan vendernos productos que no se encuentran en su estado óptimo. Por ello, tenemos que fijarnos en varios factores que se ven a simple vista. A continuación, te dejamos una serie de trucos sencillos para escoger un pescado fresco.
Cómo saber el buen estado de un pescado
De acuerdo con El Español, debemos comprar el pescado que está a la venta en superficies inclinadas sobre una base de hielo. Según los especialistas, eso permite conservar su frescura. Tampoco es recomendable llevarlo cuando se encuentra al aire libre y recibe los rayos del sol.
En cuanto a la textura, un pescado en buen estado presenta una piel brillante y elástica. Eso sí, sus escamas tienen que estar intactas y húmedas. Si no ofrece resistencia ante su manipulación, significa que no está en sus mejores condiciones.
Un olor fuerte también es una señal clara de que está en pésimo estado. Los ojos, por su parte, son húmedos y claros. Si la cavidad abdominal del pescado no tiene manchas de sangre, es preferible que no lo compres.
Qué beneficios tiene de comer pescado
Consumir pescado es la mejor manera de aportar valor nutricional a nuestro organismo, pues contiene diferentes vitaminas y minerales. Protege la salud del corazón, previene problemas cardiovasculares y favorece el desarrollo muscular son algunos de sus principales beneficios.
¿Qué pasa si cocinas pescado malo?
Ni la refrigeración ni la cocción pueden prevenir la escombroide, un tipo de enfermedad transmitida por los alimentos que a menudo se presenta en pescados tales como atún, caballa, dorado, anchoas, arenque, pescado azul, medregal y marlin. Los síntomas ocurren rápidamente, por lo general dentro de una hora de haber comido pescado en mal estado, y por lo general incluyen enrojecimiento, picazón, sarpullido, dolor de cabeza, latidos cardíacos rápidos o irregulares, mareos, sudoración, ardor en la boca y la garganta, diarrea, náuseas, vómitos y calambres abdominales.
5 trucos para reconocer un pescado fresco
- Un pescado fresco tiene ojos abultados y pupila negra y brillante. Los especialistas de Tottus explican que cuando el pescado no está fresco los ojos están hundidos y se tornan grises.
- La piel de un pescado fresco tiene un color vivo. Cuando no está fresco, la piel es blanda y se desprende la carne con facilidad.
- Las agallas deben tener un color rojo o rosa intenso, y un aspecto limpio y brillante. Cuando el pescado no es fresco, sus agallas se vuelven amarillentas o grisáceas.
- Las escamas deben estar bien adheridas al cuerpo. Además, es importante ver las vísceras. Una tripa hinchada es síntoma de que el pescado está en mal estado.
- Y lo más obvio. Un pescado fresco debe oler a mar.
¿Debe el pescado oler a pescado después de cocinarlo?
Cuando el pescado se haya cocinado, no se pondrá viscoso a medida que se deteriore. Huélelo en busca de un olor sólido a pescado, principal característica que tienen estén cocidos o crudos. El olor a pescado se intensificará si el pescado enfriado ha comenzado a echarse a perder y eventualmente olerá a carne podrida.
¿Cómo elige pescado fresco en el mercado?
La piel debe ser brillante y brillante con escamas ajustadas. La carne seca y opaca y las escamas sueltas son signos de la edad. Los ojos deben ser claros y saltones; si el pez tiene los ojos hundidos o nublados, busque un espécimen más fresco. Las branquias deben estar rojizas y húmedas, no pegajosas.