Las ollas y cacerolas que tenemos en nuestras cocinas suelen ser, por lo general, de acero inoxidable. Si bien es una forma de garantizar que estos accesorios puedan alargar su vida útil, también es de conocimiento público que con el constante uso o con el tipo de agua cabe la posibilidad de que pierdan ese brillo inicial.
¿Con el tipo de agua? Por supuesto que sí. La calidad del agua, que varía en función del lugar donde vivimos, es clave para que aparezcan capas opacas que quitan ese brillo. Asimismo, el hecho de solo hervir un par de veces agua en la cacerola.
Si pensabas cambiarlas por otras esto ya no será necesario, ya que en MAG te diremos cómo recuperar el brillo con un ingrediente que estamos seguros que tienes en casa: el limón.
Si conocías sobre trucos caseros con bicarbonato de sodio o salsa de tomate (kétchup), hoy aprenderás cómo darle ese brillo que tenía inicialmente tus ollas y cacerolas con limón.
Limón para recuperar el brillo a las ollas
No hay mucha ciencia sobre el uso del limón para devolver el brillo a tus viejas ollas o cacerolas de acero inoxidable, gracias a su composición alta en ácido.
Lo único que debes hacer es coger uno y cortarlo por la mitad. Posteriormente, impregna cada parte con un poco de sal para después frotarlo cuidadosamente.
Verás como recuperarán su brillo natural poco a poco sin necesidad de emplear productos químicos. También es ideal para limpiar las partes quemadas de la superficie metálica.
¿Cuál es la diferencia entre las ollas y cacerolas?
Las ollas son recipientes grandes y profundos, su capacidad es mayor (de 10 a 40 litros), cuentan con una tapa y tienen dos mangos para un mejor agarre, mientras que las cacerolas son recipientes no tan profundos y de poca capacidad, según RTVE.
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