¿Ha oído hablar del ‘turismo de nacimiento’ o de los llamados ‘bebé ancla’? Eso se da cuando una persona en calidad de turista llega a Estados Unidos, especialmente, para dar a luz con la finalidad de que su hijo se convierta en ciudadano y pueda ayudarla a tener estatus legal. Bueno, Donald Trump ha anunciado que eso se acabará cuando retorne a la Casa Blanca.
Esto no es nuevo, en 2020, Trump emitió nuevas directrices sobre visas para intentar frenar el “turismo de nacimiento”, pero no lo ha logrado. Decenas de miles de mujeres arriban cada año al país para alumbrar con el apoyo de agencias que cobrar hasta US$80,000 por asesoradas en su viaje y alojarlas en los llamados “hoteles maternidad”.
En 2020, Trump emitió nuevas directrices sobre visas para intentar frenar el “turismo de nacimiento “, sin aportar pruebas de que se trate de un problema creciente.
¿DE QUÉ TRATA EL ‘TURISMO DE NACIMIENTO’ QUE QUIERE ERRADICAR DONALD TRUMP?
El turismo de nacimiento ocurre cuando individuos de países extranjeros viajan a los EE.UU. UU. en las últimas etapas del embarazo, con la intención de que sus hijos nazcan en territorio estadounidense y, por ende, obtengan la ciudadanía estadounidense según la 14ª Enmienda de la Constitución.
Se estima que cada año, 40,000 niños nacen de mujeres que se encuentran en Estados Unidos con una visa de turista. Estos menores, llamados coloquialmente “bebé ancla” tienen derecho a recibir una serie de beneficios gubernamentales reservados para los ciudadanos estadounidenses, incluidos programas de asistencia social y atención médica, así como migración en cadena y el derecho a votar.
Esto quiere decir que cuando estos niños cumplan 21 años, tendrán derecho a patrocinar a sus padres para que les concedan la tarjeta verde estadounidense y, posteriormente, accedan a la ciudadanía.
El turismo de natalidad ha generado polémica porque, aunque es legal, se considera una abuso a las leyes migratorias.
¿CÓMO QUIERE DONALD TRUMP ACABAR CON EL TURISMO DE NACIMIENTO?
La Agenda 47 de Donald Trump señala que se busca poner fin al llamado “turismo de nacimiento”, ¿Cómo lo hará? El electo mandatario estadounidense ha expresado su intención de firmar una orden ejecutiva para frenar la ciudadanía automática para los hijos de inmigrantes nacidos en Estados Unidos. El objetivo es disuadir la inmigración ilegal y reducir los incentivos para que personas de todo el mundo intenten acceder a los beneficios sociales de Estados Unidos a través de esta vía amparada en la enmienda 14.
La reelección de Trump genera angustia en millones de inmigrantes que ven frustrados sus planes de legalización, a través de los programas que venía aplicando la saliente administración de Joe Biden. Y es que el republicano ha sido en que reforzará la frontera, aplicará la mayor deportación de la historia y suspenderá la admisión de refugiados.
¿QUÉ DICE LA ENMIENDA 14 DE LA CONSTITUCIÓN DE ESTADOS UNIDOS?
La 14ª Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos, ratificada en 1868, dice en Sección 1: “Todas las personas nacidas o naturalizadas en los Estados Unidos, y sujetas a su jurisdicción, son ciudadanos de los Estados Unidos y del estado en el que residen. Ningún estado podrá hacer o aplicar ninguna ley que reduzca los privilegios o inmunidades de los ciudadanos de los Estados Unidos ni privar a ninguna persona de la vida, la libertad o la propiedad, sin el debido proceso de la ley; ni negar a ninguna persona dentro de su jurisdicción la protección de las leyes”. Este texto es la base de la interpretación que otorga ciudadanía automática a las personas nacidas en el territorio de EE.UU. UU., independientemente del estatus migratorio de sus padres. A lo largo de los años, la interpretación de este texto ha sido objeto de debate, especialmente en lo que respecta a los hijos de inmigrantes ilegales. Donald Trump y los republicanos señalan que esta enmienda se dio en otro contexto: el período de reconstrucción posterior a la Guerra Civil y que el objetivo era garantizar los derechos de igual de las personas que habían sido esclavizadas.
Mientras continúa el debate, el futuro de la ciudadanía estadounidense y las normas de inmigración permanecen en juego.
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