“En un caso digno de Ripley, catorce trabajadores peruanos incluyendo una mujer, residentes en Venezuela, fueron detenidos y serían deportados por jugar al sapo, entretenimiento desconocido en aquel país”. Así informó El Comercio en su primera plana del 10 de diciembre de 1981.
Este caso forma parte de la antología criolla. Aunque causó risa en su momento, nuestros 14 compatriotas vivieron un drama al ser separados por la fuerza de sus familias con las que vivían allá.
La noticia fue revelada por el vespertino ‘Noti Tarde’ editado en la ciudad de Valencia, en su edición del 8 de diciembre. Este tabloide publicó el parte policial que daba luces de cómo sucedieron los hechos:
“Luego de ser recibida una denuncia de vecinos de la calle Páez N 8725 de San Blas, funcionarios policiales procedieron a visitar el domicilio, encontrando a 14 ciudadanos en el juego de envite y azar llamado el sapo, desconocido hasta ahora en la región”.
Luego de describir con asombro en qué consiste este juego dicho parte policial especuló sobre el cajón con el número 5,000 atribuyendo esta suma a la cantidad en bolívares o soles (si se juega en el Perú) que se adjudicaría el jugador que acierte en este cajón.
Los familiares de los detenidos desmintieron que el ‘sapo’ sea un juego de envite insistiendo en que es un juego muy popular en el Perú como lo es el de bolas criollas en Venezuela.
Denunciaron que la policía actuó arbitrariamente al allanar la vivienda y entrar con armas de fuego cortas y largas. A todos nos insultaron y se llevaron a nuestros esposos presos como vulgares delincuentes. Ellos tienen sus papeles en regla, argumentaron los familiares de los detenidos.