Redacción Mag

Un equipo de biólogos dirigido por Wojciech Czechowski, profesor de la Academia de Ciencias de Polonia, ha liberado a una colonia de hormigas que vivía encerrada en un antiguo búnker soviético ubicado en Templewo, Polonia. ¿Qué es lo que comían? ¿Te imaginas cuántas encontraron?

Para entender el contexto de esta historia, es necesario volver al año 2016, cuando se realizó el primer estudio sobre esta extraña colonia de hormigas de madera (Formica polyctena) que se las arregló para sobrevivir sin reina ni larvas.

En ese entonces, se explicó que los insectos provienen de una colonia común y corriente ubicada varios metros por encima del búnker. El hormiguero se encuentra junto a una tubería de ventilación que desemboca en el búnker. Cada día, un puñado obreras que se animaba a explorar el tubo terminaba cayendo. Una vez dentro de la construcción subterránea, no había forma de salir.

Como era de esperarse, las que caían morían con el tiempo debido a las difíciles condiciones de la ‘prisión’ (las temperaturas oscilan entre los 10 grados en verano y 2 en invierno); sin embargo, la colonia se las arregló para mantenerse estable.

Los insectos fueron estudiados por un equipo de biólogos dirigido por Wojciech Czechowski, profesor de la Academia de Ciencias de Polonia. (Foto: Wojciech Stephan)
Los insectos fueron estudiados por un equipo de biólogos dirigido por Wojciech Czechowski, profesor de la Academia de Ciencias de Polonia. (Foto: Wojciech Stephan)

El estudio publicado en demostró que casi un millón de hormigas sobrevivió alimentándose de los cadáveres de sus compañeras muertas.

"Los cadáveres sirvieron como una fuente inagotable de alimentos que permitieron sustancialmente la supervivencia de las hormigas atrapadas en condiciones extremadamente desfavorables", escribieron.

Según explican, el canibalismo no es usual entre estos insectos pues solamente ocurre cuando distintas colonias entran en guerra entre sí; no obstante, todo parece indicar que la complicada situación las obligó a cambiar sus costumbres.

Para proceder con su liberación, colocaron un puente de madera que iba del suelo hacia la tubería por la que, poco a poco, las hormigas cruzaron hasta volver a su colonia.

Foto: Wojciech Stephan
Foto: Wojciech Stephan

Lo más sorprendente es que, al reunirse con sus compañeros, los insectos que permanecieron atrapados y devoraron a sus similares no mostraron ningún signo de violencia. Para ellos, fue como si nada hubiera pasado.

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