El paso del tiempo y de los años no pasa en vano tampoco para las pinturas, que van deteriorándose hasta dejar un aspecto envejecido y sucio. Por fortuna, las pinturas antiguas cuentan con las técnicas “quirúrgicas” más avanzadas para volver a recobrar su lozano aspecto sin bisturí, pero con pincel.
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La predela del ‘Retablo de la Ploma’ (1400-1405), considerada una de las “mejores obras de arte del patrimonio valenciano”, se trasladó desde el Victoria and Albert Museum de Londres, donde estaba desde 1856, hasta Valencia para cometerse a un proceso de restauración.
La intervención la llevaron a cabo los especialistas del Institut Valencià de Conservació Restauració e Investigació (IVCR+i), que realizaron un exhaustivo trabajo interdisciplinar del que formaron parte químicos, fotógrafos, radiólogos, historiadores y restauradores.
Gracias al trabajo de este equipo, la pieza, que forma parte del retablo gótico emblemático de San Jorge del Centenar de la Ploma, recuperó su brillo tras quince meses de intervención.
El resultado, tras el proceso de restauración e investigación, en el que se han descifrado más datos sobre la historia de la pieza, así como nuevos hallazgos, se expone en el Museo de Bellas Artes de Valencia hasta que, a finales de enero, termine su exhibición y regrese a la capital del Reino Unido.