Agencia Europa Press

El apicultor profesional Paul Wood, de 62 años, propietario de Backyard Brisbane Bees, recibió el aviso del propietario de una vivienda en la zona de Balmoral, en Brisbane (Australia), alertando de la presencia de una colmena de abejas.

En cuanto Paul llegó a la casa afectada se encontró con una situación complicada que le llevaría cinco horas en solucionar, pues la colmena en cuestión medía nada más y nada menos que cuatro metros y estaba construida bajo los tableros de madera de una casa.

Según los cálculos del experto apicultor, las abejas llevarían viviendo en esa pared de madera cerca de dos años.

A pesar de lo escalofriante de las imágenes, Wood insiste en que las abejas son “pequeñas criaturas agradables” y que los dueños no deben asustarse cuando las encuentran zumbando alrededor de su propiedad.