Una estudiante con discapacidad de Brisbane, Australia, afirma que se sintió “humillada” después de que se le negara la entrada a un autobús público porque el conductor iba “con retraso” y no tuvo tiempo de ayudarle con la rampa para sillas de ruedas.
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Sarah Richards va en silla de ruedas desde los dos años debido a una enfermedad llamada osteogénesis imperfecta, también conocida como la enfermedad de los huesos de cristal, que afecta la manera en que el cuerpo produce colágeno, una proteína que ayuda a fortalecer los huesos.
La joven, de 21 años, cuenta que siempre ha cogido el transporte público desde que comenzó en la Universidad de Queensland, allá por 2018, y que generalmente es tratada con amabilidad y respeto durante estos viajes.
Sin embargo, Sarah explicó que ha habido ocasiones en las que siente que ha sido discriminada debido a su discapacidad. La última ocurrió apenas el mes pasado, el 27 de mayo.