La tradición aún persiste en países como Inglaterra o Finlandia. (Difusión)
La tradición aún persiste en países como Inglaterra o Finlandia. (Difusión)
Redacción Mag

Hoy es , un día poco común en el calendario que se repite cada 4 años. Sin embargo, pese a ser casi un día normal en muchos lugares del mundo, en se hace presente una antigua tradición que insta a las mujeres a pedir a sus parejas.

La celebración de esta polémica tradición que linda con cimientos , data del siglo V, cuando Santa Brígida se quejó con San Patricio en nombre de las mujeres que tenían que esperar eternamente a la pedida de mano de sus parejas. Así pues, el entonces beato dictó que cada 29 de febrero, todas las mujeres que deseen casarse con sus parejas, podían ‘pedir la mano’ bajo una suerte de permiso canónico.

Distintos tiempos, distintas costumbres. Sin embargo, la tradición se hizo conocida y se repite en otros países como Dinamarca, Finlandia o Inglaterra, por lo que no es casualidad que sea tendencia en redes con y comentarios que la aplauden y celebran.

De la misma manera, en 2010, fue lanzada la película que lleva el nombre de la fecha, “Año Bisiesto” interpretada por Amy Adams y Matthew Goode, cuya trama central retrata fielmente la tradición con tintes dramáticos. Según una búsqueda rápida, esta comedia romántica recibió 93% de votaciones favorables en las encuestas de .

Pero también están quienes rechazan la tradición. Al respecto, la psicóloga Carmen Gutiérrez, directora de la Escuela de la Universidad del Pacífico en Chile, declaró para el medio Bio Bio Chile que existe una malversación de funciones que se le asignaron a hombres y mujeres que son erróneas.

“Por más que tenga un elemento divertido o distinto, la costumbre sigue estando dentro de la lógica del sometimiento de un género respecto a otro, donde uno (masculino) le da el permiso al otro (femenino) para que haga algo que normalmente no hace. Es decir, una mujer empoderada lo está dentro de un marco mayor que está dado por una cultura machista”, declaró la psicóloga para el medio.

Una mujer empoderada podría plantearse la pregunta de si quiere que le pidan matrimonio o prefiere pedirlo ella. Abrirse a esa posibilidad como algo que ella puede permitirse representa a una mujer que ya no está tanto en la cultura machista”, agregó Gutiérrez.

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