A 24 horas del inicio de Rusia 2018, la primera noticia bomba del Mundial estalló –‘literalmente’– en la concentración de la Roja en Krasnodar, lejos de la apacible Khimki que cobija a la selección peruana. Julen Lopetegui fue despedido por la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) un día después de que el Real Madrid anunciara su incorporación al club blanco como técnico tras la Copa del Mundo.
Inoportuna o apresurada, la drástica medida a poco del debut de mañana ante Portugal –“en dos días no podemos cambiar lo hecho en dos años”, explicó Fernando Hierro, el obligado sucesor de Lopetegui– es la respuesta a la prepotencia de Florentino Pérez. Queda claro que en el Bernabéu lo único que importa son los intereses madridistas y que a su presidente le gusta jugar a ser Dios con sus millones en la mano como si se apropiara del famoso eslogan de una tarjeta de crédito. Total, para él no hay impedimento para satisfacer sus antojos hasta en el momento menos pertinente. Es el todopoderoso del fútbol y solo hacía falta este último detallito para comprobar que se toma en serio lo que dijo hace un tiempo Emilio Butragueño: “Es un ser superior”.
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Ni la chapa de candidato al título ni su inmaculada estadística –racha invicta de 20 partidos con 14 triunfos incluidos en 693 días de trabajo– solventada por un juego que convierte a España en una verdadera potencia pudieron interceder por Lopetegui ante tamaña ‘traición’. Es totalmente comprensible la decisión de la RFEF aunque ella afecte definitivamente la suerte de su selección en Rusia. No podía dejar pasar una decisión poco afortunada de un empleado que hace solo tres semanas había reafirmado su matrimonio entre ambos hasta el 2020.
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En las otras concentraciones aplauden la desconcentración española en la cuenta regresiva. Pero también celebran Estados Unidos y Canadá, que empezarán a jugar su propio Mundial fuera del territorio ruso. El 2026 tendrán la sede compartida con México bajo nuevas normas que favorecen a nuestra selección. No solo asistirán a esa edición 48 selecciones, sino que Sudamérica ampliará a seis sus cupos.
Todavía no empezamos a jugar en Rusia. Sin embargo, el destino parece devolvernos toda la felicidad arrebatada en 36 años interminables y oscuros.
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