Hoy es figura de una Francia que apunta a regalar muchas alegrías, pero hasta el 19 de noviembre, la víspera de empezar a rodar el balón en Qatar, Olivier Giroud estaba resignado a jugar un papel secundario ante otro delantero que se presentaba con credenciales vigentes de mayor fuste: Karim Benzema, Balón de Oro y ganador de la Champions League, era el titular indiscutible. Sin embargo, el destino está colmado de guiños e imprevistos, y una inoportuna lesión apartó al jugador del Real Madrid de la competencia, abriéndole así a Giroud la oportunidad impensada: ser pieza clave del engranaje galo. Ahí, arriba, en el área, de ‘9′, de goleador. Una ocasión de oro, aunque a costa del infortunio de otro. Las parcas haciendo lo suyo.
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Hace poco más de un año, en octubre del 2021, Olivier presentaba su libro autobiográfico “Always Believe”, y en este, el ahora delantero del Milan contaba un episodio doloroso y que habla de lo injustos que son los hinchas cuando la pasión los desborda. ”Tuve que afrontar y soportar las críticas porque estaba en su lugar [de Benzema]. Solían abuchearme. Contra Camerún marqué y todavía me abucheaban. Ellos estaban resentidos conmigo porque yo estaba allí y él no”, contaba Giroud en referencia a un amistoso jugado en el 2016. ”En la mañana del partido vi en el hotel del equipo a un niño sosteniendo una pancarta […]. Decía: ‘Giroud, por favor, lesiónese’”.
Una situación odiosa a la que también había contribuido el propio Benzema, a quien en un directo en Instagram en el 2020 se le preguntó por Giroud, y sobre el cual lanzó una metáfora con aires de superioridad y egocentrismo: “No podemos confundir a un Fórmula 1 con un kart. Yo soy amable con él, pero yo soy el Fórmula 1″. Sin embargo, nadie le anticipó a Karim que vería bandera roja antes de iniciar este GP con ‘les bleus’.
Hoy, los números nos dicen que Olivier ostenta el recórd goleador en la historia de su selección con 52 tantos, tres de ellos en Qatar. Además, se ha dado el lujo de hacer una chalaca, una volea y un taquito que por poco no han sumado más. La fábula encarnada del que llegó para ser suplente y que solo tiene motivos para sonreír.
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