Hace unos nueve meses, mientras estaba en medio de una investigación, me añadieron a un canal de Telegram dedicado a la venta drogas.
Después me añadieron a uno para jaquear computadoras y a otro sobre tarjetas de crédito robadas.
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En ese momento caí en cuenta de que los ajustes de mi app permitían que personas me “añadieran a sus canales” sin que yo lo solicitara.
Dejé los ajustes de la cuenta así, a ver qué pasaba.
En pocos meses, me habían añadido a 82 grupos diferentes.
Entonces cambié los ajustes para evitar que continuara.
Pero cada vez que entro en mi cuenta, tengo que lidiar con decenas de mensajes de diversos grupos que tienen actividades ilegales.
El arresto del fundador y CEO de Telegram, Pavel Durov, en Francia dio inicio a un debate sobre el tema de la moderación en esta aplicación.
Durov fue acusado por el delito de complicidad en actividades ilícitas, tráfico de drogas, fraude y difusión de imágenes de abuso sexual infantil.
No hay duda de que en otras redes sociales también se cometen actividades criminales, pero mi experimento pone en evidencia un problema más grande que preocupa a las autoridades desde hace años.
Esto es un poco de lo que me encontré en cada uno de los grupos a los que fui añadido.
Mi aplicación Telegram se ha convertido en una vidriera para toda clase de productos ilegales en oferta, todo sin que yo busque activamente a los vendedores.
Todas las imágenes fueron publicadas en los grupos y nosotros hemos alterado los nombre de los canales para no hacerles publicidad.
No es sorpresa que algunas personas, como el podcaster especializado en temas de ciberseguridad Patrick Gray, digan que Telegram es “como tener la internet oscura en tu bolsillo”.
La red oscura es una parte de internet a la que se solo se puede acceder usando un software especial y, por supuesto, cierto conocimiento.
Desde el lanzamiento del mercado online (o marketplace) conocido como Ruta de la Seda, en 2011, ha habido una constante sucesión de sitios web que venden bienes y servicios ilegales.
“Estamos hablando de abuso sexual de menores, estamos hablando de venta de drogas, estamos hablando de niveles de red oscura criminal sobre los que nadie está haciendo nada”, explicó Gray.
A los criminales les gusta la red oscura debido al anonimato que provee: con el tráfico de internet que rebota en todo el mundo, se logra ocultar la ubicación de las personas. Así, identificar quién está detrás de un determinado nombre de usuario se vuelve extremadamente difícil.
Investigadores de la compañía de ciberseguridad Intel471 señalaron que, antes de Telegram, “ese tipo de actividades se realizaban en mercados online que estaban alojados en servicios de la red oscura”.
Sin embargo, la aparición de Telegram le sirvió a criminales con menos habilidades y de más bajo nivel, “lo que hizo de la aplicación uno de los destinos online más populares”.
El grupo de hackers Qilin, que hace un par de meses hackeó los computadores del Servicio Nacional de Salud de Reino Unido (NHS, por sus siglas en inglés), decidió publicar datos de exámenes de sangre robados del NHS en Telegram antes que hacerlo en la red oscura.
Una aplicación que se hizo famosa creando falsos desnudos de niñas de colegio en España y Corea del Sur mediante inteligencia artificial también opera sus servicios, incluidos los pagos, sobre Telegram.
Algunos de los canales de Telegram a los que fui añadido parecían además tener presencia en otra aplicación, Snapchat. Y los proveedores de droga también proliferan en Instagram, donde no hay duda de que se hacen negocios en los chats privados.
Pero los vendedores de droga a menudo hacen publicidad de sus cuentas de Telegram en esas otras plataformas, para direccionar el negocio hacia esa aplicación.
En enero, la policía de Letonia creó una unidad especializada para monitorear aplicaciones de mensajería donde se hablara de tráfico de drogas y los funcionarios de esa unidad miran a Telegram con particular preocupación.
Telegram señala que la moderación en su aplicación está “dentro de los estándares de la industria”, pero esta semana nos hemos encontrado con evidencia que señala lo contrario, especialmente en torno a un crimen mucho menos visible (y el cual no busqué): material de abuso sexual de menores.
El miércoles, la BBC confirmó que mientras Telegram responde a algunas solicitudes de bajar material por parte de autoridades y organizaciones no gubernamentales o de caridad, no está participando en programas que activamente prevengan el uso de imágenes y videos de abuso sexual de menores.
Una de las principales acusaciones de la fiscalía francesa contra la empresa es precisamente que no hace lo suficiente para vigilar o denunciar este tipo de material.
“En el centro de este caso está la falta de moderación y cooperación de la plataforma, en particular en la lucha contra los crímenes contra niños”, dijo Jean-Michel Bernigaud, secretario general de la Agencia Francesa de Protección Infantil Ofmin, en LinkedIn.
Telegram le dijo a la BBC que vigila de manera proactiva las actividades ilegales en la plataforma, incluyendo lo relacionado con abuso sexual de menores.
Señaló que solo en agosto han tomado acciones no especificadas contra cerca de 45.000 grupos.
Sin embargo, su oficina de prensa no respondió a las contrapreguntas que le hicimos sobre este y otros temas de este artículo.
La moderación es solo una parte del problema para Telegram. Su respuesta a las solicitudes de la policía para eliminar contenido ilegal y transmitir evidencia es otro foco de crítica.
Como publicó Brian Fishman, cofundador de Cinder, una plataforma de software para la seguridad: “Telegram es otro nivel: ha sido el centro clave para ISIS durante una década. Tolera el contenido de abuso sexual de menores. Ha ignorado la participación de la autoridad durante años. No es una moderación 'light' de los contenidos, es un enfoque completamente diferente”.
Algunos podrían argumentar que las características de privacidad de Telegram significan que la empresa no tiene muchos datos sobre estas actividades para informar a la policía. Este es el caso de aplicaciones ultraprivadas como Signal y WhatsApp.
Telegram ofrece a los usuarios niveles similares de privacidad si optan por crear un “chat secreto” que utiliza el mismo cifrado de extremo a extremo que esas aplicaciones.
Eso significa que la actividad dentro de una conversación es completamente privada y ni siquiera Telegram puede ver el contenido.
Sin embargo, esta función no está configurada como predeterminada en Telegram y parece que la mayor parte de la actividad en la aplicación, incluso en los canales ilícitos a los que me agregaron, no estaba configurada como “secreta”.
Es posible que Telegram pueda leer todo el contenido y pasarlo a la policía si quisiera, pero establece en sus términos y condiciones que no lo hace.
“Todos los chats y chats grupales de Telegram son privados entre sus participantes. No procesamos ninguna solicitud relacionada con ellos”, se lee en los términos y condiciones de la empresa.
En junio, Pavel Durov le dijo al periodista Tucker Carlson que solo emplea a “unos 30 ingenieros” para administrar su plataforma.
El enfoque de Telegram hacia la aplicación de la ley es algo de lo que me han hablado agentes de policía, con mucha frustración y de forma extraoficial.
Las autoridades francesas señalaron en sus acusaciones contra Durov que las autoridades en Francia y Bélgica históricamente habían tenido una “falta casi total de respuesta de Telegram a las solicitudes legales”.
A pesar de todas las críticas contra el enfoque de moderación de Telegram, hay quienes están preocupados por la detención de Durov.
La organización de derechos digitales Access Now dice que está siguiendo los acontecimientos con atención.
En una declaración, los activistas por una internet abierta dijeron que Telegram “no es un modelo de responsabilidad corporativa” y que el grupo había criticado la aplicación muchas veces en el pasado.
Access Now advierte, sin embargo, que “detener al personal de las plataformas que las personas usan para ejercer su derechos a la libre expresión y reunión pacífica, sin una alineación demostrable con los principios de derechos humanos, puede resultar en una censura excesiva y podría reducir aún más los espacios cívicos”.
La propia Telegram ha dicho en repetidas ocasiones que “es absurdo afirmar que una plataforma o su propietario son responsables de lo que ocurre en esa plataforma”.
Elon Musk, otro multimillonario y propietario de X (antes Twitter), ha condenado la detención y la ha descrito como un ataque a la libertad de expresión, mientras pide por la liberación de Durov.
También lo hacen algunos de los criminales en los grupos de Telegram que me hicieron miembro, donde se pueden ver imágenes con la frase “Free Durov” (Liberen a Durov), que se comparten ampliamente en inglés y ruso.
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