Parece algo impensable en la mayoría de las escuelas de América Latina, pero es una práctica educativa que llena de orgullo a los japoneses.Seguir a @Mundo_ECpe !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
En la mayoría de los colegios de Japón los estudiantes de primaria y secundaria no solo tienen que barrer, trapear y servir la merienda como parte de su rutina escolar, también tienen que lavar los baños, una práctica se llama o-soji.
“En la escuela, un alumno no sólo estudia las materias, también aprende a cuidar lo que es público y a ser un ciudadano más consciente”, explica el profesor Toshinori Saito.
“Y nadie reclama porque siempre ha sido así”, dijo Ewerthon Tobace.
Además, cuenta Tobace, en las escuelas de Japón tampoco existen cafeterías o comedores. Los estudiantes comen en la misma aula y son ellos mismos los que organizan todo y sirven a sus colegas.
Y, después de la merienda, es hora de limpiar la escuela.
Los alumnos se dividen en grupos, cada uno de los cuales es responsable de lavar lo que se utilizó durante la comida y de la limpieza del salón, los corredores, las escaleras y los baños en un sistema rotativo coordinado por los profesores.
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Tradición
No es que en Japón no haya personal profesional encargado del aseo en las escuelas. Los hay y se conocen como yomushuji.
Sin embargo, el o-soji es una tradición en las instituciones educativas.
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Ayudar con la limpieza ayuda a crear consciencia cívica y cuidado por el patrimonio público.
“Yo también ayudé a cuidar la escuela, así como lo hicieron mis padres y abuelos, y nos sentimos felices de recibir la tarea porque adquirimos una responsabilidad”, dice el profesor Saito.
Michie Afuso, presidente de ABC Japan, una organización sin ánimo de lucro que asiste a la integración de extranjeros y japoneses, dice que la obligación también hace que los niños entiendan la importancia de limpiar lo que está sucio.
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Michie Afuso propone un intercambio cultural para trasmitir la tradición de o-soji a Brasil.
Un reflejo de eso se pudo ver en la Copa Mundial de Brasil, cuando los hinchas japoneses llamaron la atención al limpiar las gradas durante los juegos, así como las calles de las ciudades de Japón, que son mundialmente conocidas por su limpieza casi impecable.
“Eso demuestra el nivel de organización del pueblo de Japón, que aprende desde pequeño a cuidar del patrimonio público que va a ser utilizado por las próximas generaciones”, señaló.
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Extranjeros
Para que los extranjeros y sus hijos entiendan cómo funcionan las tradiciones en las escuelas de japonesas, muchas provincias han contratado auxiliares bilingües.
La brasileña Emilia Mie Tamada trabaja en la provincia de Nara, que colinda con Kioto, hace más de 15 años como voluntaria.
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Los niños se dividen en grupos que asumen diferentes tareas de limpieza.
“En todo este tiempo, no me acuerdo de ningún padre que haya cuestionado la participación de su hijo en la limpieza de la escuela”, le contó Mie a BBC Brasil.
Y si bien Michie Afuso reconoce que a los ojos de los extranjeros el sistema educacional de Japón puede parecer rígido, también destaca que “la educación es considerado un asunto muy serio por los japoneses”.
Es una situación que Emilia Mie Tamada contrasta con algunos incidentes recientes en Brasil, un país que tiene una relación muy estrecha con Japón.
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En Japón, las escuelas no tienen comedores y la merienda la sirven los niños en los salones.
Recientemente, en el país sudamericano se generó una polémica porque algunas escuelas “obligaban” a sus alumnos a limpiar los salones de clase, lo que fue denunciado por algunos como un abuso.
Y un video en el que una estudiante agredió a la directora de una escuela brasileña porque le confiscó el teléfono celular se volvió viral en internet y abrió una serie de debates sobre la violencia en esas instituciones; debate que bien podría tener lugar en otros países de la región.
Mientras, en Japón este tipo de abuso en la escuela es raro.
“Desde tiempos antiguos, las escuela y los maestros son respetados. Los alumnos aprenden a cultivar un sentimiento de amor y agradecimiento hacia la escuela”, dice Emilia Mie.
Lo que sugiere que hay muchas cosas que podríamos aprender de las escuelas de su país.