La guerra en Ucrania va más allá de lo que sucede dentro de sus fronteras.
En ocasiones también se convierte en el escenario en que potencias armamentísticas, en este caso Rusia o la OTAN, ponen a prueba armas con el potencial de cambiar las guerras tal y como las conocemos.
Mira: Estados Unidos califica de “brutales e injustificados” ataques rusos con misiles contra Ucrania
El uso de misiles hipersónicos por parte de Rusia es muestra de ello.
Primero los utilizó al comienzo de la invasión, siendo la primera vez que se reportó el uso de estas armas en cualquier guerra.
Y tras varios meses sin reportes de que fueran disparados, reconocieron un nuevo uso este jueves 9 de marzo como parte de intensos ataques sobre Ucrania que dejaron al menos nueve muertos y múltiples daños en infraestructuras.
Igor Konashenkov, portavoz del Ministerio de Defensa ruso, admitió que atacaron “elementos clave de infraestructura militar ucraniana con armas de largo alcance de alta precisión, incluyendo misiles hipersónicos Kinzhal”.
El presidente ruso, Vladimir Putin, ha destacado en el pasado que su país invierte en misiles balísticos hipersónicos, aunque varias potencias armamentísticas como Estados Unidos, Irán o China también están involucrados en la carrera de estas armas capaces de viajar a velocidad vertiginosa.
Kinzhal, el nombre que recibe el misil hipersónico utilizado por Rusia, significa “daga” en español.
El gobierno ruso dice que estos pueden volar a más de 6.000 km/h y alcanzar objetivos hasta 2.000 km de distancia.
Estos cohetes miden 8 metros de largo y también se caracterizan por su alta maniobrabilidad, capaces de cambiar de dirección en pleno vuelo.
La principal característica de este tipo de armas es que viajan a una velocidad inmensa, Mach 5 o más, lo cual equivale a alrededor de 1,6 km por segundo.
Pueden portar explosivos convencionales u ojivas nucleares y ser lanzados desde aire, mar o tierra.
“Hay dos tipos de estas armas: misiles de crucero y vehículos deslizantes”, dice Frank Gardner, corresponsal de Seguridad de la BBC.
“La variante de crucero, de la que Rusia tiene varias, se puede lanzar desde un avión y alcanzar un objetivo a más de 1.900 km de distancia. La variante de deslizamiento se lanza al espacio desde donde luego se desliza hacia la tierra en una trayectoria impredecible”, añade Gardner.
Sin embargo, expertos han puesto en duda si realmente harán la diferencia, a menos a corto plazo.
Cuando Rusia utilizó los primeros misiles hipersónicos, el especialista en política nuclear del Fondo Carnegie para la Paz Internacional, James Acton, no lo consideró como “tan significativo” y dudó sobre “cuánta ventaja daba a Rusia”.
Entonces, el uso de estos misiles fue interpretado por expertos como Dominika Kunertova, del Centro de Estudios de Seguridad en Zúrich, como una “señal para Occidente”, aunque también “un recurso aislado porque Rusia no tiene una gran cantidad de estos misiles”.
En realidad, la tecnología hipersónica no es un concepto nuevo.
Los misiles balísticos intercontinentales de arsenales nucleares del mundo alcanzan estas velocidades.
La gran diferencia es que mientras los intercontinentales vuelan en trayectorias predecibles, los de nueva generación pueden variar su rumbo y altitud manteniendo la velocidad hipersónica.
Los expertos advierten que la próxima generación de misiles supersónicos que Rusia prepara, al igual que China y Estados Unidos, por ejemplo, suponen una amenaza significativa para la seguridad global.
Rusia ha reportado que sus misiles hipersónicos pueden montar ojivas nucleares, un factor que, “sea cierto o no”, incrementa las tensiones y disminuye las salidas diplomáticas, según analiza el ingeniero aeroespacial Iain Boyd, de la Universidad de Colorado Boulder en Estados Unidos.
“La velocidad hipersónica de estas armas incrementa la precariedad de la situación porque reduce severamente el tiempo de cualquier resolución diplomática de último minuto”, escribió Boyd en un artículo en la revista The Conversation.
“La influencia desestabilizadora que representan los misiles hipersónicos modernos es quizás el mayor riesgo que tienen”, dice Boyd.
El experto también opinó que EE.UU. y sus aliados “deberían alistar sus propias armas hipersónicas para hacer que naciones como Rusia y China negocien y desarrollen un enfoque diplomático en el manejo de estas armas”.
En efecto, tras el primer uso ruso de estos misiles, Estados Unidos, Reino Unido y Australia anunciaron que comenzarían a cooperar en la investigación de armas hipersónicas y cómo defenderlas.
El programa es parte de la alianza Aukus, un pacto de seguridad relativamente reciente entre estos tres países.
En noviembre de 2022, Irán anunció el desarrollo de misiles hipersónicos.
Y Corea del Norte ha asegurado completar ensayos “exitosos” con este tipo de armas.
El ingeniero Boyd dijo tras el primer uso ruso que estas armas son “caras y, por tanto, improbable que se fabriquen en grandes cantidades”.
Pero su potencial para condicionar conflictos bélicos en el futuro parece estar fuera de duda.
* Con reportería de José Carlos Cueto y Paul Kirby.
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