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Washington/Atlanta (DPA)
El médico estadounidense Kent Brantly, infectado con el virus del ébola, abandonó hoy el hospital Emory de Atlanta, en Georgia, tras recuperarse gracias a un tratamiento experimental con el medicamento ZMapp.
“Hoy es un día milagroso. Estoy entusiasmado por estar vivo, estar bien y reunido con mi familia”, dijo el propio Brantly a los periodistas en el hospital de Atlanta tras recibir el alta médica.
Su compatriota la monja y enfermera Nancy Writebol, también infectada, ya fue dada de alta a comienzos de esta semana, confirmó el hospital. Poco antes, la organización Samaritan's Purse para la que ambos trabajaban en Liberia había informado que el médico salió del hospital el martes.
Los dos estadounidenses fueron tratados con ZMapp tras ser repatriados desde Liberia hace tres semanas en un vuelo especial tras infectarse.
Brantly consideró que su recuperación fue una respuesta directa a sus oraciones y añadió que espera que su sufrimiento atraiga la atención sobre la situación sanitaria en el oeste de África.
MIENTRAS TANTO...El gabinete del gobierno sudafricano prohibió la entrada al país a los no nacionales que lleguen de naciones afectadas por el ébola, según la agencia de noticias sudafricana. Los sudafricanos que lleguen de Guinea, Liberia, Sierra Leona o Nigeria serán interrogados y sometidos a un examen médico si es necesario, dijo el ministro de Salud, Aaron Motsoaledi.
Por otro lado, la representante especial del secretario general de la ONU para Liberia, Karin Landgren, subrayó entretanto que la epidemia pone en peligro la estabilidad del país africano.
“El impacto del ébola va mucho más allá de las familias y comunidades de aquellos infectados con el virus. Esta situación es una amenaza a la salud pública general, la seguridad alimentaria, la integridad física y la economía nacional”, alertó.
El gobierno liberiano puso en cuarentena una zona entera de Monrovia, la barriada pobre de West Point. La decisión generó disturbios de los residentes, que se enfrentaron a la policía que había acordonado la península donde se encuentra el asentamiento en el que se estima viven 75.000 personas. Según se informó, la policía disparó al aire para dispersar a los ciudadanos.
La presidenta de Liberia, Ellen Johnson Sirleaf, ordenó la cuarentena después de que 37 pacientes se escaparan de un centro de aislamiento el pasado fin de semana en West Point. Además, impuso un toque de queda entre las 21:00 y las 06:00 de la mañana. En Liberia se han reportado 972 casos de ébola y 576 muertes, según las cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“El número real es probablemente mucho más alto”, alertó Landgren. Los hospitales siguen sin tener material básico para combatir la enfermedad como cloro, guantes, equipos protectores para el personal o bolsas para los cadáveres, indicó.
“Los sistemas sanitarios de los países más afectados eran débiles antes del brote. Ahora están sobrepasados”, lamentó.
El ébola es una enfermedad transmitida por un virus con una tasa de mortalidad que puede llegar al 90% y que se contagia a través de los fluidos corporales como la sangre o los vómitos. En el peor brote registrado hasta ahora, el mal ha matado en África Occidental a al menos 1.350 personas.