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Manila (DPA)
El supuesto pago de casi 6 millones de dólares por la liberación de dos rehenes alemanes al grupo Abu Sayyaf en el sur de Filipinas ha desatado los temores de que los islamistas puedan ahora lanzar nuevos ataques y secuestros en el país.
Los rehenes, de 72 y 55 años, que se encontraban en manos del grupo terrorista desde hace seis meses, fueron puestos en libertad ayer viernes y ya se encuentran al cuidado de la embajada alemana en Filipinas tras recibir atención médica, informaron hoy fuentes oficiales.
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Pese a que las autoridades no pudieron confirmar ni desmentir el pago de un rescate, el portavoz del grupo señaló el viernes que recibió 250 millones de pesos (5,6 millones de dólares), “ni un centavo más ni un centavo menos”, aseguró.
De ser verdad sería el rescate más alto pagado nunca a ese grupo desde el año 2000, cuando Abu Sayyaf supuestamente recibió hasta un millón de dólares por cada uno de los 21 turistas europeos y trabajadores asiáticos secuestrados en un complejo vacacional en Malasia.
Los dos alemanes habían sido secuestrados en abril cuando navegaban en velero al oeste de las Filipinas. Los secuestradores habían amenazado con decapitar al médico en caso de que hasta este viernes no hubieran cobrado el rescate. Además, Abu Sayyaf exigía que Alemania dejara de apoyar la lucha contra el Estado Islámico en Iraq y Siria.
Los analistas advierten además que con ese dinero el grupo reclutará a más gente, comprará armas y la lealtad de comunidades empobrecidas en las que se oculta, además de entrenar y planear sus actividades.
“Ganarán más porque ahora tienen dinero para reclutar”, advierte Clarita Carlos, analista política y de defensa. “Es una señal muy mala porque se les está diciendo que los secuestros son la vía más rápida para ganar dinero”.
Y consideró que ello aumentará la amenaza para la seguridad en el país. “Si se paga una cantidad tan grande de dinero la gente dejará de trabajar. Se dedicará a secuestrar y elegirán a gente de piel blanca”.
Abu Sayyaf es considerado el grupo islamista más violento del país, donde se le atribuyen ataques con bomba, secuestros, redadas contra las comunidades cristianas y ataques contra las fuerzas del gobierno desde que fue creado en 1992.