Actualidad

/ NoticiasInformación basada en hechos y verificada de primera mano por el reportero, o reportada y verificada por fuentes expertas.

Los refugiados cristianos de Irak, resignados a pasar una Navidad “triste” en Jordania | FOTOS

Más de 66.000 iraquíes viven en Jordania, según estadísticas proporcionadas por Estados Unidos, tras haber huido, por oleadas, tras la primera Guerra del Golfo (1990), la invasión estadounidense (2003) y, después, por la llegada del grupo Estado Islámico
AFP
1/10
Iraquíes cristianos rezan en Jordania
Dalia Yousef (izquierda), una refugiada cristiana iraquí-kurda de 42 años de Shaqlawa en el Kurdistán iraquí, reza ante las velas en la Iglesia Católica Romana de Santa María Madre de la Iglesia en Marka, al este de la capital de Jordania, el 13 de diciembre de 2020 , donde ha estado residiendo con su hijo Haval durante cinco años esperando la aprobación para emigrar a Australia. (Khalil MAZRAAWI / AFP)
AFP
2/10
Una familia iraquí refugiada prepara galletas de Navidad
Saad Polus Qiryaqoz (izq.), un refugiado cristiano de 56 años de la ciudad de Bartella en la llanura de Nínive en el norte de Irak, prepara galletas de Navidad con su esposa en su nuevo hogar en Ammán, la capital de Jordania, el 18 de diciembre de 2020. (Khalil MAZRAAWI / AFP)
AFP
3/10
Celebraciones por Navidad en Irak podían durar un mes
Una devota, vestido con una máscara debido a la pandemia del COVID-19, reza en la Iglesia Católica Romana de Santa María Madre de la Iglesia, en Marka, al este de la capital de Jordania, el 13 de diciembre de 2020, durante una misa a la que asistieron cristianos jordanos y Refugiados iraquíes. Hasta 2014, cuando el grupo Estado Islámico barrió la llanura de Nínive en el norte de Irak, los cristianos habían hecho todo lo posible durante la Navidad con celebraciones que duraban todo un mes. (Khalil MAZRAAWI / AFP)
AFP
4/10
Las familias de refugiados celebran con tristeza pero con esperanza la Navidad
Saad Polus Qiryaqoz, un refugiado cristiano de 56 años de la ciudad de Bartella en la llanura de Nínive, en el norte de Irak, se sienta con su esposa e hijos junto a un árbol de Navidad en su nuevo hogar en la capital de Jordania, Ammán, el 18 de diciembre de 2020. (Khalil MAZRAAWI / AFP)
AFP
5/10
Las familias aguardan poder migrar a Estados Unidos o Australia
Los hijos de un refugiado cristiano iraquí Emile Saeed decoran un árbol de Navidad en una casa en Ammán, la capital de Jordania, el 13 de diciembre de 2020, donde la familia, de Shikhan, en el norte de Irak, reside en espera de la aprobación para emigrar a los Estados Unidos después de haber huido de Irak en agosto de 2017. a raíz de los ataques del grupo Estado Islámico (EI). (Khalil MAZRAAWI / AFP)
AFP
6/10
Refugiados llegaron a Jordania escapando de la violencia del Estado Islámico
Los fieles rezan en la Iglesia Católica Romana de Santa María Madre de la Iglesia, en Marka, al este de la capital de Jordania, el 13 de diciembre de 2020, durante una misa a la que asistieron cristianos jordanos y refugiados iraquíes. (Khalil MAZRAAWI / AFP)
AFP
7/10
AFP
Tres niños refugiados, hijos de Emile Saeed, un cristiano iraquí de 53 años de Shikhan, en el norte de Irak, se sientan junto a un árbol de Navidad decorado en una casa en Ammán, la capital de Jordania. La vida en Jordania es “muy difícil y cara” y la mayoría de los refugiados iraquíes están en el paro y reciben pocas ayudas, aseguró Saeed. (Khalil MAZRAAWI / AFP)
AFP
8/10
Refugiados iraquíes tienen prohibido trabajar en Jordania
Los hijos de Saad Polus Qiryaqoz, un refugiado cristiano de 56 años de la ciudad de Bartella en la llanura de Nínive, en el norte de Irak, decoran un árbol de Navidad en su nuevo hogar en Ammán, la capital de Jordania, el 18 de diciembre de 2020. La mayoría de los refugiados están a la espera de una autorización para poder emigrar a otro país, pues en Jordania tienen prohibido trabajar. (Foto de Khalil MAZRAAWI / AFP)
AFP
9/10
Las creencias de los iraquíes refugiados siguen intactas
Una mujer enciende una vela debajo de una estatua de la Virgen María mientras reza en la Iglesia Católica Romana de Santa María Madre de la Iglesia, en Marka, al este de la capital de Jordania, el 13 de diciembre de 2020. (Khalil MAZRAAWI / AFP)
AFP
10/10
Iraquíes han recibido ayuda desde la iglesia católica
Dalia Yousef, una refugiada cristiana iraquí-kurda de 42 años de Shaqlawa en el Kurdistán iraquí, reza ante las velas en la Iglesia Católica Romana de Santa María Madre de la Iglesia, en Marka, al este de la capital de Jordania. El padre Jalil Jaar, párroco de la iglesia, conoce bien la angustia que sufren sus compatriotas. En 2014 puso en marcha para ellos en una escuela, una clínica, un taller de costura y una sala de informática, dentro del complejo religioso.(Khalil MAZRAAWI / AFP)

Comparado con el majestuoso árbol de Navidad de 15 metros que lucía frente a la iglesia de su ciudad, en , el que Saad Polus Qirayaqoz ha comprado este año para decorar su apartamento, en Jordania, no parece gran cosa.

Hasta que el grupo Estado Islámico (EI) invadió en 2014 la llanura de Nínive, forzándolos a huir, los cristianos de esta región del norte de Irak celebraban la Navidad llenos de regocijo, durante un mes entero.

“Éramos felices antes de que los yihadistas lo destruyeran todo” en la ciudad de Bartella, recuerda Saad Polus Qirayaqoz, un ingeniero y padre de tres hijos, en su humilde apartamento de Marka, un suburbio obrero de la capital jordana.

“En aquel entonces, nos juntábamos con nuestros familiares delante del abeto que ponían en la plaza, cerca de la iglesia, para rezar y cantar [...] Hoy, todo eso ha terminado”, añade, con amargura.

Más de 66.000 iraquíes viven en Jordania, según estadísticas proporcionadas por Estados Unidos, tras haber huido, por oleadas, tras la primera Guerra del Golfo (1990), la invasión estadounidense (2003) y, después, por la llegada del grupo Estado Islámico.

Entre ellos hay de 12.000 a 18.000 cristianos, según Wael Suleiman, que dirige la rama jordana de la oenegé católica Cáritas.

La mayoría de los refugiados están a la espera de una autorización para poder emigrar a otro país, pues en Jordania tienen prohibido trabajar.

“Estamos solos”

En 2016, dos años después de que el grupo Estado Islámico fuera expulsado de Bartella y de otros feudos cristianos de la región por las fuerzas iraquíes, Qiryaqoz, que había hallado refugio en Erbil --capital del Kurdistán iraquí-- regresó a su ciudad. Y se llevó un duro golpe.

“No quedaba más opción que huir para encontrar un lugar seguro para mi familia”, cuenta el hombre, de 56 años. En la primavera de 2017 se mudaron a Jordania.

“Hemos presentado cuatro solicitudes de emigración para Australia, pero nos las han rechazado todas, pese a que hablamos inglés y tenemos familia allí”, lamenta.

También Emile Saeed pasará las fiestas de fin de año en Jordania, lejos de su país natal. “Aquí, la Navidad es triste”, dice, sin ánimo, el hombre de 53 años, padre de tres hijos.

En Irak “teníamos mucho de comer y beber, aquí estamos solos. Nadie nos visita y no vemos a otros iraquíes porque muchos de nosotros están pasando estrecheces y no queremos molestar a nadie”, comenta.

Según él, la vida en Jordania es “muy difícil y cara” y la mayoría de los refugiados iraquíes están en el paro y reciben pocas ayudas.

Espera poder trasladarse junto a su familia a Estados Unidos, donde tiene familia. Para pasar mejor la espera, han decorado un pequeño arbolito.

“La guerra”

El padre Jalil Jaar, párroco de la iglesia de la Virgen María de Marka, conoce bien la angustia que sufren sus compatriotas. En 2014 puso en marcha para ellos en una escuela, una clínica, un taller de costura y una sala de informática, dentro del complejo religioso.

En cinco años ayudó a más de 2.500 familias a rellenar sus documentos de inmigración para otros países pero, según él, “500 familias cristianas de Irak siguen esperando” una autorización.

“Cuando pedimos ayuda a las oenegés locales e internacionales, nos dicen que la guerra en Irak ha terminado y que, en realidad, los refugiados deberían volver a sus casas”, asegura.

Este año, gracias a un donativo de una rica familia iraquí que reside en Amán, el padre Jaar ha preparado unos cupones por valor de 50 dinares jordanos (unos 57 euros) para que las familias puedan comprarle ropa a sus hijos por Navidad.

“Los niños no deberían tener que pagar el precio de lo que está pasando”, sostiene.

Por su parte, Cáritas lleva ayudando a los refugiados iraquíes desde hace tres décadas, pero las restricciones presupuestarias hacen que solo pueda llegar al 10% de los que viven en Jordania, según Suleiman.

Y aunque los milagros navideños no abundan, de vez en cuando ocurren: Dalia Yusef, cuyo marido perdió la vida en Irak en 1997, cuando ella estaba embarazada, por fin fue autorizada a dejar Jordania junto a su hijo y mudarse a Australia, cinco años después de haber presentado su solicitud.

____________________________

VIDEO RECOMENDADO

Reino Unido anuncia reunión de crisis sobre prohibición de viajes por nueva cepa de COVID (AFP).

TE PUEDE INTERESAR

Conforme a los criterios de

Saber más

TAGS

Contenido Sugerido

Contenido GEC