La familia del ex presidente sudafricano Nelson Mandela, fallecido el jueves a los 95 años, se mostraba en paz, reconciliada. Sin embargo, en los últimos años el conflicto dominó las relaciones entre la extensa descendencia del Nobel de la Paz.
No está claro si en los últimos meses de vida Mandela fue consciente de la división que existía en el seno de su familia, enfrentados en una lucha de poder, fama y dinero.
Mientras el héroe nacional luchaba contra la muerte en un hospital, enfermo de una grave pulmonía, su familia aireaba ante los tribunales, las cámaras y micrófonos de los medios de comunicación internacionales sus riñas internas.
EL NIETO MANDELA En el centro del conflicto estaba Mandla, nieto de Mandela, que pedía ya entonces que su famoso abuelo fuera enterrado en Mvezo, la localidad situada en las profundidades de provincia de Cabo Oriental en la que nació Mandela, en lugar de en Qunu, donde creció, y donde finalmente descansarán sus restos tras su entierro el próximo 15 de diciembre, según anunció hoy el presidente sudafricano, Jacob Zuma.
Mandla, de 39 años, es el líder del pueblo de Mvezo. El politólogo es el único miembro de la familia activo en política y convertido en diputado del partido gubernamental. Y quizá por eso tuvo acceso a fondos públicos que le permitieron construir carreteras, un hotel, un albergue para mochileros, un museo y locales, propiedades de una fundación pública que él mismo preside.
Su intención era que ese pueblo acogiera un día la tumba de Mandela, el mismo en el que nació el 18 de julio de 1918. Y Mandla Mandela casi hizo realidad su sueño de convertir Mvezo en el monumento central que atrajera cada año a millones de peregrinos y turistas de todo el mundo.
Para ello, trasladó por cuenta propia y sin consultar al resto de la familia, los restos mortales de tres hijos muertos de Mandela Thembekile, Makaziwe y Makgatho de su tumba de Qunu a Mvezo, para facilitar así que Mandela también fuera enterrado allí, junto a sus hijos.
EL CONFLICTO DE LA HERENCIA La familia de Mandela impidió esta acción acudiendo a los tribunales y obligando a dar marcha atrás a esa decisión y a devolver los restos a Qunu.
Mandla Mandela acusó a sus parientes de buscar sólo el acceso a las posesiones materiales del ex mandatario, que acuñó una fortuna millonaria mediante la publicación de sus libros y memorias. La mayor parte del dinero iba a una fundación y a dos fondos que llevan su nombre, a los que intentaron conseguir acceso sus hijas Zenani, de 54 años, y Makaziwe, de 60, acudiendo a los tribunales. Su objetivo era también destituir a los fideicomisos de su padre, los abogados Bally Chuene y George Bizos, así como el ministro de Vivienda, Tokyo Sexwale.
Sin embargo, las hijas han retirado la demanda por el momento.